Autora: Amethyst
Resumen: Daisuke es un estudiante que no ha tenido demasiada suerte en el amor, ahora su corazón suspira por su mejor amigo pero teme que la mala suerte vuelva a aparecer en su camino.
Genero: Romántico, Humor
Clasificación: G
Tipo: Multichapter
Status: Finalizado
Capítulo I: El comienzo del día
Aquella mañana Daisuke llegó a clases más temprano de lo habitual. Era 14 de febrero, no significaba que aquello fuera algo especial, al contrario, ese día siempre terminaba siendo desastroso para él. La pasada noche prácticamente la pasó en vela. Aunque en verdad Daisuke no podía conciliar bien el sueño desde hacía varios días atrás, demasiadas cosas mantenían su mente despierta. Y todo aquello debido a su mejor amigo, Kaito. Pasaron bastantes años desde que “salió del armario”, por así decirlo, y la única que conocía su secreto era su amiga Ayaka. Subió las escaleras y cruzó el pasillo prácticamente corriendo. Justo en la puerta casi se topó contra alguien que no esperaba encontrar tan temprano.
— ¡Kaito! — dijo sorprendido al verle.
— Te estaba buscando, Dai — mencionó Kaito con una agradable sonrisa en el rostro. Realmente era perfecto a los ojos de Daisuke. El rubio siempre era amable y atento con él. Tal vez por eso su amistad se transformó en algo más profundo, por desgracia Daisuke nunca mencionó nada respecto a sus sentimientos —. Me voy a mi clase, nos vemos luego en el almuerzo, pero llegaré un poco más tarde ¿de acuerdo?
— Claro, no te preocupes. Hasta luego Kai — susurró Daisuke con algo de pesar.
Aquel hombre le había robado el corazón de tal manera que sintió que iba a explotar con todos aquellos sentimientos que le embargaban. ¿Hasta cuándo podría ocultarlo? Vio marchar a su amigo hasta que desapareció de su campo de visión. Dejó escapar un largo suspiro y entró en la clase.
Daisuke dejó la mochila cerca de su asiento y se acercó rápidamente a su amiga Ayaka, su mejor confidente. La joven de cabellos azabache parecía muy entretenida conversando con sus compañeras hasta que observó de reojo a su amigo. Tenía cara de no haber dormido demasiado bien y se le notaban unas sutiles ojeras bajo los ojos. Incluso su cabello castaño se veía más rebelde de lo acostumbrado. Se despidió de ellas con un sutil movimiento de mano y se aproximó a Daisuke, el cual parecía un zombi viviente.
— Vaya cara traes hoy. Deberías estar más contento, hoy es San Valentín. Vamos, muéstrame una sonrisa — tras decir esas palabras su amigo la miró con cara de odio —. Vale, lo he captado ¿Ha ocurrido algo?
— Precisamente eso, no ha ocurrido nada — pronunció Daisuke con desgana —. Nunca sucede nada bueno.
— No hace falta que me digas más, se trata de Kaito, ¿verdad? — preguntó su amiga con perspicacia. Ella sabía que Daisuke estaba enamorado de él desde hacía meses, pero su amigo nunca había tenido valor para declararse —. Si tu no das el primer paso nunca ocurrirá nada. Lo sabes. Ya hemos hablado de esto muchas veces.
— No es tan sencillo, maldita sea — se revolvió el cabello castaño con las manos, cada día que pasaba le costaba más dar el primer paso. Kaito era su amigo desde hacía cinco años y le daba miedo estropear la amistad tan fuerte que tenían —. ¿Y si lo estropeo todo? Me atemoriza el rechazo.
— Tal vez deberías abrir más tus ojos, quizás haya alguien más que si estaría dispuesto a aceptar tu amor — dijo Ayaka intentando animar a su amigo.
— ¿Qué dices? No quiero a nadie más, solo me importa Kaito — anunció irritado.
— ¿Sabes que eres un cabezota? — susurró Ayaka con algo de tristeza —. En ese caso tengo una idea — suspiró su amiga algo cansada por la poca iniciativa de Daisuke —. Escríbele una carta y dásela antes de terminar el día.
— ¿Te refieres a una carta de amor? — la miró sorprendido y confuso —. Eso es cosa de chicas, no me veo haciendo eso Aya. ¿Quién escribiría una carta de ese tipo a un chico?
— Alguien perdidamente enamorado, como tú — dijo con simpleza la muchacha —. Además, ¿qué mejor día que hoy para hacerlo? Es perfecto.
— Precisamente por eso me parece estúpido, yo no soporto San Valentín — mencionó Daisuke como si fuera algo evidente.
— Lo siento Dai, te dejo que ha llegado Reiji — Daisuke observó al joven que había hecho acto de presencia en la clase y se sintió cohibido por aquella mirada tan fría.
— ¿Cómo puedes ser amiga de alguien tan siniestro como él? — preguntó a su amiga.
— No seas tan necio como los demás, Dai — dijo molesta la morena — Reiji es una buena persona y también es mi amigo.
— ¿Es que no has oído todos esos rumores sobre él? No te mezcles con él o te verás en problemas. Da miedo con solo verle, siempre tiene esa mirada que parece que te está echando una maldición o algo así.
— No seas tonto, son solo eso, rumores. Y no te dejes engañar por las apariencias, me fastidia. Luego nos vemos.
De pronto el timbre dio aviso del inicio de las clases y los alumnos comenzaron a sentarse en sus pupitres. Daisuke pensó en lo que Ayaka le había dicho pero era una idea demasiado cursi. ¿O tal vez estaba asustado por la respuesta? La profesora de literatura entró en clase y comenzó a pasar lista. Daisuke tomó el bolígrafo entre sus dedos y se enfrentó al folio blanco, pensando qué escribir.
Eran demasiados los sentimientos que le abrumaban cuando pensaba en Kaito, en sus cabellos claros y su mirada gentil. En la manera que pronunciaba su nombre con cariño y todos los buenos momentos vividos juntos. Comenzó a escribir sobre sus sentimientos, pero no dio nombre alguno. Realmente no se atrevía a decirle la verdad, ni siquiera sabía si Kaito era homosexual como él. Pero perderle como amigo era algo que no quería arriesgar.
Tras la primera clase, Ayaka se encaminó hacia Daisuke y se asombró mucho al saber que iba a entregarle la carta a Kaito. Ambos se dirigieron a los pasillos para ir a la clase de su amigo pero de repente Daisuke se detuvo.
— Espera, Ayaka — mencionó Daisuke con titubeo —. Tenía pensado dejarle el sobre en su taquilla. En la carta escribí que me encontraría con él en el parque que hay detrás de la escuela.
— ¿Quieres decir que no pusiste tu nombre siquiera? ¿Es anónima? — el silencio de su amigo le afirmó sus dudas —. Eres un caso perdido Dai, solo estás retrasando lo inevitable. Al fin y al cabo te verá esta tarde después de leer la carta.
De camino a las taquillas, todo tipo de pensamientos comenzaron a invadir la mente de Daisuke. De repente se sintió agobiado y se detuvo con la carta en la mano. Se dio cuenta que no estaba preparado para dar ese paso. Pensó que tal vez Ayaka tenía razón y debía dejar enfriar sus sentimientos, aunque le resultó algo imposible de imaginar.
— No puedo hacerlo Ayaka — confesó Dai lleno de angustia.
La muchacha observó a su amigo y sintió pena por él. Se le veía tan deprimido que maldijo a la suerte por hacer que Daisuke se enamorase tan ciegamente de Kaito. Tal vez su amigo estaba cometiendo un error. De pronto una idea le vino a la mente tan fugaz como un rayo pero la voz de Daisuke la devolvió de nuevo al mundo de los vivos.
— Toma, no quiero saber nada de ésta carta. Quémala, rómpela, tírala... me da igual lo que hagas pero quiero que desaparezca — Dai dio media vuelta y se alejó de allí con aire abatido.
Ayaka observó por unos instantes el pequeño sobre y pensó en Dai. Realmente su amigo merecía alguien que le amara tanto como él lo hacía. Por desgracia él siempre había carecido del valor necesario en aquellos temas desde que le confesó acerca de su homosexualidad. Debía ser muy duro algo así pero ella siempre intentó animarle. Decidida, se dirigió a la zona de las taquillas y se quedó pensativa unos segundos.
— ¿Puedo hacer lo que yo quiera? — dijo para sí misma.
Finalmente se armó de valor y observó la taquilla 306. Con decisión introdujo la carta en su interior. Ahora ya no había marcha atrás.
El transcurso de la mañana era de lo más tranquilo, excepto para Daisuke. Nuevamente se sintió un completo cobarde por no entregarle la carta a Kaito. Pero arriesgaba demasiado haciéndolo. No estaba preparado para recibir una negativa por parte de su amigo. Suspiró con pesar. Después de matemáticas le tocaba ir a la sala de música para la siguiente clase, andaba sumido en sus pensamientos, caminando como una marioneta guiada por su cruel destino, hasta que chocó con alguien.
Alzó la vista para pedir perdón pero los fríos ojos de Reiji le dejaron sin palabras, para variar. ¿Por qué le atemorizaba tanto aquel chico? Nervioso, se alejó lo más rápido que pudo y al girar en el pasillo miró hacia atrás. Reiji estaba ahora hablando con Ayaka, ¿por qué se llevaban tan bien aquellos dos? Tal vez Ayaka tenía razón y Reiji era un chico normal como los demás, pero Dai no podía evitar sentirse intimidado por él. No solo por el hecho de que Reiji fuera más alto que él, sino por su comportamiento. No parecía querer socializar con nadie de la clase, excepto Ayaka. Y aquellos rumores sobre su pasado conflictivo no ayudaban mucho, la verdad.
Era todo muy sospechoso y Reiji era demasiado misterioso para su gusto. De pronto una suposición le vino a la mente, ¿y si su amiga estaba saliendo con él? Sin saber muy bien por qué la idea no le agradó en absoluto. Aunque reconoció que hacían buena pareja, al menos físicamente hablando, ambos eran serenos y muy atractivos. Se deshizo de aquellos pensamientos y se dirigió a clase de música antes de que sonara el timbre. Pero al llegar a la sala deseó no haberlo hecho nunca.
Aquel día se le estaba haciendo eterno y por un momento deseó que el 14 de febrero desapareciese del calendario. Todos los años había sido un desastre de día, y evidentemente, nunca había conseguido lo que quería. Este año tampoco era una excepción y el destino fue más cruel que nunca. La siguiente materia era historia y al llegar de nuevo a su clase observó, para variar, a Ayaka junto a Reiji. Sintió ganas de hablar con ella, tenía que desahogarse de todo lo que le estaba atormentando. Hacía apenas una hora había sido testigo de algo que nunca deseó ver, pero que tarde o temprano tendría que afrontar. Se frotó sutilmente los ojos, borrando el poco rastro de lágrimas que allí pudieran albergar y se armó de valor para acercarse a ellos.
— Ayaka, ¿podemos hablar un momento? Es importante — no se atrevió a mirar a Reiji, aun así pudo notar que el chico no le quitaba la vista de encima. ¿Acaso estaría celoso por quitarle a “su chica”? Como si aquello pudiera ser posible, pensó.
— Dime Dai — dijo Ayaka.
— Em, en privado ¿eh? — insinuó sin mucha sutileza. No estaba para bromas.
Ayaka suspiró. Miró a Reiji con ¿lástima? Dai no supo interpretar aquellas miraditas que se traían los dos, pero ya estaba de los nervios con tanta tontería. Estaba cansado del amor, de San Valentín y de todo lo relacionado con el 14 de febrero.
— Aya, odio sentirme así respecto a Kaito — dijo sin tapujos Dai, cuando estuvieron los suficientemente lejos de Reiji — Ni siquiera pasé por su clase para hablar con él como hago siempre, pero ahora me alegro de no haberlo hecho. De verdad, ojalá nunca hubiera conocido a Kaito.
— Bueno, hay algo que debo decirte — Dai observó a su amiga con algo de recelo, ¿sería acerca de ella y Reiji? —. Dejé la carta en la taquilla cuando me la diste.
Dai abrió los ojos desmesuradamente, demasiado perplejo para decir nada. Abrió la boca queriendo decir algo pero no le salieron las palabras. Debió imaginar que tenía un rostro demasiado cómico porque varios de clase se le quedaron mirando riéndose de él, e incluso Reiji mostró una leve sonrisa. Se llevó de allí a Ayaka y en el pasillo le encaró con firmeza.
— ¿Por qué demonios has hecho eso? — gritó muy enfadado —. ¡No era asunto tuyo, maldita sea! ¡No tienes ni idea de lo que has hecho!
— ¿Cómo te atreves a decir eso? Claro que es asunto mío. Siempre vienes a mí cuando tienes un problema, ¿crees que yo no sufro también por esto? Estoy cansada de ver como desperdicias todas tus oportunidades, una tras otra. Así que tomé una decisión. Llevas años de no esperar nada, tal vez hoy encuentres lo que realmente mereces. Se que hoy es tu día.
Dai se quedó sin palabras observando a Ayaka en silencio. Pero no todo era tan bonito como ella decía. Ahora ya no lo era. Se calmó un poco para decirle toda la verdad. Fijó su vista en ella, con toda la seriedad del mundo.
— Antes, al llegar a clase de música, he visto a Kaito besando a una chica.
Ahora era el turno de Ayaka de permanecer en un autismo sepulcral. Pero Dai notó en ella algo más, su amiga le estaba ocultando algo. Estaba seguro de ello, la conocía demasiado bien. Aun así, él ya estaba cansado de tantos engaños y misterios. Su mejor amigo no fue capaz de decirle que estaba saliendo con una chica, y su mejor amiga no era capaz de decirle algo semejante. Todos tenían a alguien aquel día menos él. Siempre fue el marginado del grupo, el último en todo. Ya estaba harto de ellos y de todo cuanto le rodeaba.
Se alejó de ella sin decir una palabra y se fue de allí. No iba a soportar una clase de historia después de lo ocurrido, quiso calmar sus nervios y decidió pasar la hora en el patio del instituto, tumbado bajo la sombra de un árbol a pesar del frío. Tenía demasiadas cosas en las que pensar y alguien a quien olvidar con gran pesar.
nya :3
ResponderEliminarReiji se ve muy sexy X3 y por eso ya me gusto XD
rara vez yo leo una historia original, pero tratándose de ti y con lo ke he leído esta muy buena... XD cuando tenga mas tiempo leeré el siguiente capitulo.
Muchas gracias!! A mi me encanta escribir originales xD poder crear personajes y saber que son tuyos *-* (y hacerlos sufrir lol)
ResponderEliminarMe alegra que te guste, me hace feliz
¡¡Muchos besitos guapa!!