Autora: Amethyst
Resumen: Daisuke es un estudiante que no ha tenido demasiada suerte en el amor, ahora su corazón suspira por su mejor amigo pero teme que la mala suerte vuelva a aparecer en su camino.
Genero: Romántico, Humor
Clasificación: G
Tipo: Multichapter
Status: Finalizado
Capítulo II: Tras la tormenta viene la calma...
No supo cuando se quedó dormido, pero el timbre que indicaba la hora de descanso le despertó, algo agitado. Por un momento se sintió desorientado, pero poco a poco recordó todo lo que había visto aquella mañana. De pronto se dio cuenta del frío que hacía en la calle. Se dirigió a la cafetería antes de que fuera imposible encontrar sitio libre. Era demasiado pequeña para todos los alumnos que había en el instituto.
Al entrar observó con resignación que no había ningún hueco. Al adentrarse un poco más observó que Ayaka estaba sentada en su sitio de siempre junto a Kaito, el lugar donde comían los tres todos los días. Al parecer, le estaban reservando un asiento pero hoy no se encontraba con ganas de estar con ellos. No se sentía capaz de encarar a Kaito tan pronto. En la otra zona de la sala vio un hueco libre pero se detuvo unos segundos al ver quien se encontraba frente al asiento libre. Era Reiji. Otra nueva decisión se le planteaba: comer con sus amigos traicioneros (eso se decía mentalmente, aunque en el fondo supo que exageraba); comer fuera solo, amargado y con frío; o con Reiji. El misterioso Reiji.
Sin muchas opciones se dirigió a él, no tenía ganas de comer congelado y pasar más frío. Suerte tenía si no hubiera pillado ya un resfriado por pasar allí una hora dormido. Al llegar, dejó la mochila sobre la mesa, cerca de la ventana y se sentó si decir nada. Se dejó caer algo cansado y alzó la vista a Reiji, que estaba frente a él.
— ¿Molesto? — preguntó escueto, tras ver la mirada extrañada que recibió por parte del joven de cabellos negros. Reiji únicamente negó con un ligero movimiento de cabeza y continuó comiendo.
Tras unos segundos, Dai sacó de su mochila el almuerzo sin mucho entusiasmo. Se quedó mirando el bento que tenía hoy para comer y lo abrió con parsimonia. Tenía el estomago cerrado y apenas tenía hambre. Suspiró cansado, llevando una mano a la frente y cerró los ojos. Pensó en Kaito y sintió los ojos arder. Las lágrimas pugnaban por querer salir pero él no las dejó marchar.
— ¿Estás bien? — la suave voz de Reiji le despertó de su ensimismamiento y le miró sorprendido por la pregunta. El rostro del moreno permanecía tan estoico como de costumbre pero su mirada reflejaba cierta preocupación. Aquello le desconcertó un poco.
— Eh, yo, si — se maldijo por ser tan poco elocuente, le había pillado desprevenido. Era la primera vez que hablaban —. No está siendo un buen día, eso es todo.
— Mm, para mí tampoco — mencionó antes de continuar comiendo en silencio.
Dai comenzó a juguetear con la comida, algo nervioso. Observó furtivamente a su compañero y se percató de la serenidad que siempre le rodeaba. Lo cierto es que siempre le pareció un chico muy apuesto, era realmente guapo sin embargo nunca se había sentido atraído por él. Era listo, bueno en casi todo lo que hacía y eso le hizo ser bastante popular. Aun así tenía cierto aire amenazador que la gente no aceptaba, no se relacionaba nunca con nadie y los rumores que circulaban sobre él no ayudaban mucho. Le tachaban de “problemático”. Pero Dai nunca le vio hacer nada malo, únicamente le vio fumar un par de veces en el patio y alguna que otra pelea con chicos fuera de la escuela. Nada más.
— ¿Por qué me miras tanto? — preguntó Reiji con curiosidad, mirando directamente a los ojos de Dai.
Daisuke apartó la vista de inmediato, cohibido por sus palabras. No se percató de la mirada de Reiji hasta que escuchó su voz. Se dio cuenta que Ayaka tenía razón, Reiji no parecía un mal chico después de todo. Era muy reservado, pero no por ello mala persona. Aun así no se podía conocer a alguien sólo por su aspecto.
— ¿Por qué no hablas con la gente de clase? — preguntó con algo de inseguridad.
Reiji le dedicó una extraña mirada y no dijo nada. Cuando creyó que no iba a contestarle el joven de cabellos negros comenzó a hablar.
— No merece la pena hablar con alguien que no quiere escuchar — dijo sin más, y añadió —. Además, a la mayoría de ellos les doy miedo. Y te incluía entre ellos.
Dai se sintió avergonzado por las palabras de Reiji, pero no pudo decir nada pues tenía razón. Reiji le inspiraba cierto temor pero supuso que todo era cuestión de acostumbrarse.
— Ayaka es la única que realmente puede comprenderme, por eso ella es especial.
— Pues ahora también estás hablando conmigo, ¿no? — mencionó Dai, mirándole con fastidio por las palabras que mencionó respecto a Ayaka hacía unos instantes.
Reiji mostró una sonrisa que a Dai le pareció bastante agradable y apartó la mirada con algo de vergüenza. Dirigió su vista a la ventana. Percibió por el rabillo del ojo que Reiji se levantaba para ir a clase, ya faltaba poco para continuar. Antes de irse, Reiji acercó el rostro hasta Dai y le susurró cerca del oído.
— Tal vez sea porque ya no me tienes miedo.
Después de aquello el joven moreno agarró su mochila dispuesto a marcharse. Dai en cambio se quedó estático en su sitio incapaz de reaccionar, sin dejar de observar a Reiji. ¿Cómo unas simples palabras susurradas de ese modo podían tener un efecto tan fuerte en él? Sintió un cosquilleo extraño en su cuerpo y le dio ganas de golpearse en la cara para despertar del trance.“Un momento ¿Pero qué ha sido eso? Baja de las nubes, idiota” Y eso mismo ocurrió en el momento que Ayaka se acercó hasta ellos.
— ¿Nos vamos a clase de educación física, Rei? — preguntó con una agradable sonrisa. Se le veía realmente radiante de felicidad.
— Espérame allí, tengo que ir a mi taquilla a por las deportivas. Las he olvidado.
— ¿A-a la taquilla? — Dai se dio cuenta del tartamudeo de su amiga y el repentino cambio de humor, pero enseguida se acordó que aún seguía algo enfadado con ella. Tomó su mochila al hombro y se alejó de allí dejando a los dos “amiguitos” juntitos sin decir nada. Realmente estaba siendo un día horrible, como cada año.
Daisuke odiaba educación física, no le gustaba correr ni hacer deporte. Él siempre pensó que no era necesario. Admitía siempre sin reparos que su deporte favorito era tumbarse delante de la tele sin hacer nada más. No le sorprendió ver a Reiji y Ayaka juntos durante toda la clase y el profesor les llamó la atención varias veces por no prestar interés en los ejercicios. ¿De qué estarían hablando con tanta fascinación?
Ahora que lo pensó, ¿Reiji podía mantener una conversación tan larga con alguien? Por unos segundos lo dudó. Antes apenas le dirigió cinco palabras seguidas. A la mente le vino la ultima frase que le dedicó el moreno. Se sintió estúpido, eso no significaba absolutamente nada. Simplemente era cierto que tal vez ya no le tenía tanto miedo. Era una persona como cualquier otra, pero ¿entonces por qué se sentía tan nervioso a su lado? Siempre asumió que era por cierto temor. Pero ya no supo que pensar. Sin darse cuenta la hora de gimnasia pasó bastante rápida y al terminar los muchachos se dirigieron a las duchas. Daisuke siempre esperaba el último para entrar, no quería tener un “accidente” delante de sus compañeros de clase.
Dejó el uniforme cerca de las duchas y se desvistió. Era agradable sentir el agua caliente, le relajaba muchísimo. Pero su mente siempre le atormentaba con imágenes de Kaito. El beso que su amigo le daba a la joven que era una completa desconocida para él. Y lo peor de todo, es que Kaito habría leído ya con toda seguridad su “carta de amor”. Sabiendo toda la verdad sobre su amigo, tenía que enfrentarle al salir de clase y la idea lo atemorizaba. Se sintió tan molesto que propinó un golpe a la pared por la rabia que le dominaba. Casi dejó escapar las lagrimas que tanto ansiaban por salir cuando escuchó unos pasos cerca.
Se giró y vio a Reiji cerca de él, quitándose la camiseta deportiva. Volvió la vista de nuevo a la pared, con las mejillas rojas de vergüenza. ¿Él aún no se había marchado? Odiaba estar en las duchas (las cuales eran comunales) junto a los demás chicos, simplemente ese hecho le incomodaba en demasía. Además, era muy tímido en ese aspecto. Intentó darse prisa para salir de allí cuanto antes. Al parecer Reiji notó su incomodidad y eligió el grifo mas alejado del suyo.
— No quería molestarte pero el profesor me encargó guardar el material de clase — anunció como si tuviera que disculparse por estar allí tan tarde. Daisuke se sintió algo culpable.
— No, no... Da igual — dijo intentando mostrar indiferencia que no sentía.
Daisuke se sintió un completo idiota. Tenía que dejar de comportarse así, o la gente terminaría dándose cuenta de cómo era realmente. Se relajó un poco y cerró el grifo notando en la piel la ausencia del agua caliente. Agarró la toalla torpemente y se secó con ella rápido. Después se vistió dando la espalda a Reiji, el cual seguía bajo el agua. Con algo de pudor levantó la vista sutilmente viendo en el espejo el reflejo de su compañero.
Reconoció que tenía un cuerpo envidiable, seguramente a él si le gustaban los deportes. Y por más que lo intentó no pudo apartar la vista de cierta parte de la anatomía de Reiji que le dejó absorto. Se permitió atar los cordones con lentitud mientras el agua seguía cayendo sobre el moldeado cuerpo de joven. Cuando Reiji cerró el grifo de la ducha, Daisuke se levantó como un resorte y se marchó de allí deprisa, dejando escapar un vaporoso “hasta luego”.
— Espera, Daisuke — anunció Reiji con voz tranquila, pero aun así sonó autoritaria. Al castaño le pareció tan extraño escuchar su nombre de aquellos labios que se detuvo por inercia, más que por el tono recibido.
— ¿Qué? — titubeó sin mirar hacia él, cerca de la puerta.
— ¿Estás huyendo de algo? — formuló el moreno, sin dejar de observarle.
Daisuke se sorprendió de las palabras de Reiji, y por un momento pensó que le vio mirándole a través del espejo. Se giró y observó el rostro serio de Reiji, el cual esperaba una respuesta. No, no se había dado percatado de eso, pero le molestó aun más que se diera cuenta de algo que tenía tan oculto como eran sus pensamientos sobre Kaito. ¿Una simple mirada le pudo indicar que estaba huyendo de su inevitable destino? Ese chico le sorprendía más a cada hora que pasaba.
— Hice algo de lo que me arrepiento, pero ya es irreparable — le confesó con resignación, sin darle demasiados detalles —. Merezco todo lo que me pase, para colmo le eché la culpa a Ayaka y en fin, ya te dije que no es un buen día.
— Creo que deberías tener más confianza en ti mismo — mencionó Reiji, girándose hacia la zona de los vestuarios. Llevaba puesta la toalla y se acercó donde había dejado su uniforme —. Y respecto a Ayaka, ella no se enfada por ese tipo de cosas. Se que te aprecia mucho.
Daisuke se asombró por aquella confesión. Reiji le había intentado ¿animar? Le habló de tener confianza en sí mismo, pero nunca tuvo demasiada y era cierto que carecía de ella. Pero tal vez era hora de aprender a tenerla. Sin saber por qué una sonrisa floreció en su rostro, hacía tiempo que no se sintió con tantas fuerzas.
— No voy a huir más — declaró Daisuke, dedicándole una mirada decidida a Reiji —. Hoy a la salida tengo que encontrarme con alguien y creo que ya sé qué debo hacer.
— ¿Es por San Valentín? — preguntó algo curioso.
— Se podría decir que si, menudo día de San Valentín llevo — susurró las palabras, pero lo suficientemente alto para que Reiji lo escuchara —. Siento aburrirte con esto, no creo que te interese demasiado, la verdad...
— No importa — aseguró Reiji mostrando una mirada comprensiva que Daisuke pensó nunca ver en aquel rostro tan impasible —. Yo también voy a ver a alguien hoy.
— ¿A si? — preguntó sorprendido el castaño. Nunca imaginó que Reiji tuviera admiradoras aparte de Ayaka.
— Si, también recibí varias cajas de bombones aunque intenté rechazarlas.
Ahora se sorprendió aun más, al parecer a muchas chicas de la escuela les gustaban los hombres “malotes” del instituto. Era una belleza, pero vamos, salir con un chico así traería problemas no sólo en el instituto. Las mujeres eran imposibles de comprender.
— ¿Vamos a clase? — Daisuke se dio cuenta que Reiji ya se había cambiado y estaba esperando en la puerta, junto a él.
Asintió con un ligero movimiento de cabeza. Con las palabras de ánimo de su compañero en mente, se dirigió a clase para pensar en todo lo que debía hacer. Caminando al lado de un silencioso Reiji se dio cuenta que tal vez, hoy había ganado un nuevo amigo. Lo cierto es que la idea le hizo sentir feliz.
cada vez es mas interesante ^_^
ResponderEliminary apenas voy con el segundo... a ver cuando termino d leerlo