Autora: Amethyst
Parejas: ZoroxLuffy
Genero: Romántico, acción, tragedia
Clasificación: R: No apto para menores de 17 años
Advertencias: Lime
Tipo: Multichapter
Status: Finalizado
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CAPITULO II
**No iba a dejarle solo, estaría con él aunque Luffy le apartase de su lado, ahora ya sabia donde se dirigía su capitán. Al pequeño hogar de Yastar y Eelin. Definitivamente, hoy no era su mejor día**
Al abrir la puerta, se encontraron con sus amigos bastante preocupados, hacia más de una hora que se habían marchado de allí. Luffy no mencionó nada de lo ocurrido en el camino de vuelta y eso le preocupó bastante al espadachín. Nami se acercó a ellos, algo andaba mal, nunca los vio tan serios a menos que algo horrible hubiese pasado. Un nudo se le formó en la garganta, ¿y si tenían problemas de nuevo? Miró fijamente a su capitán, el cual tenia la mirada fija en el suelo, y seguidamente la dirigió al espadachín.
— ¿Que ocurre? Ha pasado algo, ¿verdad?
— Nami... — Zoro cerró la puerta y se aproximó al sillón más cercano para descansar —. Al parecer tenemos problemas.
— Genial, ¿y qué demonios habéis hecho para buscar problemas en un pueblo tan pequeño? ¡Esto es el colmo! ¡¿No podemos estar tranquilos ni una semana entera!?
— ¡¡Eh!! ¡¡No es nuestra culpa!! - Se cruzó de brazos, exasperado.
— Bueno, calmaos los dos, ¿y se puede saber que os ha pasado? — Preguntó Sanji con un cigarro en la boca —. Habéis tardado en volver.
— Buf... — el espadachín no sabía por donde empezar y desde luego iba a omitir algún par de cosillas del asunto, no quería decir nada que Luffy quisiera ocultar —. Pues, encontré a Luffy después de dar mil vueltas por ahí y un hombre casi acaba con él.
— Jajajaja, ¡eso si es una buena broma! — bufó Usopp —. Nadie puede con... —. No terminó la frase al ver la mirada asesina que Zoro le ofrecía. Usopp tragó saliva —. ¿No me digas que eso es verdad?
— ¿Pero como ha sido? Es difícil de creer, Zoro — Sanji tampoco se lo explicaba, su capitán era muy fuerte.
— Ese hombre, no sé como lo hace pero, puede engañar a quien quiera como si fuese otra persona...
— Quieres decir que se... ¿transforma? ¿Como Mr2? — Preguntó Nami preocupada. Pero Zoro negó con la cabeza.
— No exactamente, yo le veía tal como era en realidad, pero Luffy al parecer no podía. Mas bien engaña a la mente, haciendo creer que es una persona que conoces pero en realidad es un impostor.
— Es como una especie de hipnosis — Chopper empezó a caminar de un lado a otro de la sala —. Como si fuese un espejismo, hace ver cosas que no son verdad. Eso es algo muy peligroso.
— Si, ¿que hacemos ahora? ¡Nos puede engañar en cualquier momento! — Usopp no podía creerlo, de nuevo estaban en serios problemas.
— Dejando de lado ese asunto del espejismo... — Nami se llevó una mano al cabello, apartando el mechón que caía sobre su rostro —. ¿Que tiene que ver ese hombre con Luffy?
— No creo que sea algo muy difícil de averiguar, Luffy es un pirata y la recompensa es muy grande — el rubio dio una calada más al cigarrillo antes de apagarlo completamente —. Y mas ahora que venció a Cocodrilo.
— Si, tal vez sea un caza recompensas, oye Zoro, ¿cómo engañó a Luffy?
Al oír esa pregunta de la pelirroja, Luffy que había permanecido quieto como una estatua durante toda la conversación, echó a correr escaleras arriba a su habitación. Todos se giraron en su dirección, pero ya no había rastro alguno del moreno. Se quedaron asombrados por el comportamiento del capitán, pero enseguida volvieron a lo que estaban hablando.
— ¿Y que le pasa a ese?
— Ni idea Sanji — Nami suspiró con pesadez —. Cuéntanos todo lo que pasó, Zoro.
— Cuando yo llegué ese hombre tenía apresado a Luffy y... — no podía quitarse de encima esa imagen de Luffy con ese maldito pegado a su cuerpo, tocándole y besándole —. Le vi que sacaba una daga. Si no hubiese intervenido le habría herido. Luffy creía que era Shanks.
— De ese modo puede pillarle desprevenido para atacar, comprendo.
— De todas formas, si le hubiese querido matar ¿no seria más sencillo utilizar una katana o alguna otra arma más poderosa?
— Buena observación Sanji. Eso mismo pienso yo pero, vosotros no le visteis la cara, tenía una mirada fría. Realmente parecía un asesino. Tal vez no le quiera vivo. Debemos estar atentos, es un hombre alto, moreno y llevaba. un piercing en el labio. Además iba encapuchado y vestía de negro, era bastante siniestro.
— Vaya elemento — Nami se levantó del asiento —. ¿No había nada mas que te llamase la atención? ¿Llevaba dinero?
— ¿¡Y yo qué sé?! Serás... ¡AH! ¡Espera un momento! Llevaba tatuado una calavera negra en el torso cerca del ombligo. Además es un hombre joven, era muy ágil. Creo que no se me olvida nada más.
— Bueno al menos sabemos como es.
— Mmm — Chopper empezó a preocuparse —. Pero no sabemos como evitarle, puede hacernos creer cualquier cosa. ¿¡Y si os a seguido y viene a matarnos a todos?!
— ¡¡Chopper!! Ese capullo se fue en dirección contraria. Además, si viene mejor, me ahorra el tener que ir a buscarle.
— ¡¿Pero de que hablas Zoro!? Lo que tenemos que hacer es arreglar el barco e irnos de aquí lo antes posible.
— ¡¡Estoy de acuerdo con mi preciosa pelirroja!!
— Dios, lo que hay que oír... — Zoro se dio por vencido —. Vale, vale, pero tenemos que intentar no llamar demasiado la atención. Además no podemos ir solos por ahí, de ahora en adelante iremos de dos en dos, de ese modo ese hombre no podrá utilizar su técnica del espejismo.
— ¡¡Entonces solucionado!! — confirmó Nami —. Además sólo busca al despistado de Luffy, ¡así que no hay nada que temer!
— Yo no estaría tan seguro, Nami — Usopp se cruzó de brazos —. Aunque yo estaré casi todo el día arreglando el barco junto a Yastar y Eelin.
— Yo mañana iré al pueblo ha comprar, necesito comprar algunos ingredientes y harina, ¿tu también vienes Chopper? — preguntó el cocinero del grupo.
— ¡Claro! Necesito algunos componentes nuevos para medicinas.
— ¡¡Perfecto!! Yo me quedaré aquí y seguiré dibujando el mapa del mundo, así que no me molestéis demasiado jeje. Y Robin se quedará conmigo. Así que, Zoro, a ti te toca vigilar a Luffy.
—¿Qué? Oye, ¡¿quien te ha dado el mando?! ¿Y por qué yo?
— Eres tú el que ha dicho que debemos movernos de dos en dos así que te toca aguantar a Luffy y de ese modo podrás protegerle mejor contra ese enemigo suyo. Serás su guardaespaldas.
— ¡Eres una interesada y una mandona! — la observó con una mirada evidentemente enfadada —. Iré a ver como esta Luffy.
— Sí, sí, claro. Yo ahora me voy a la cama, que nadie me moleste, además somos los huéspedes y deberíamos hacer menos ruido a estas horas —. Nami dirigió una ultima mirada a Zoro "Deberías darme las gracias, Zoro...”.
Zoro se levantó del sillón con un gruñido. Todos se fueron a sus respectivas habitaciones. Mientras subía las escaleras su mente empezó a divagar, después de todo lo que había pasado esa noche creyó que lo mejor sería dejarle tranquilo para que pudiese asimilar todo lo sucedido y así él también podría hacerlo. ¿Por qué se sentía tan enfadado y decepcionado al mismo tiempo? Sabía que Luffy era un buen compañero, su mejor amigo, pero sólo eso. Se prometió a sí mismo no forzar su relación con él. Se conformaba con eso, porque no quería ser él quien destruyese esa inocencia del muchacho que lo hacía único. Pero después de esa noche, no parecía el mismo, ¿desde cuando Luffy mostraba ese tipo de sentimientos? Lo que más le dolía es que no iban dirigidos a él.
Se llevó ambas manos a la cabeza y se revolvió los cabellos con fuerza. Pensar en ello solo lo enfurecía más, Luffy no pensaba en él del mismo modo, ¿sus sentimientos pertenecían a ese hombre pelirrojo? Sin quererlo sus pasos le llevaron a la habitación de su amigo, levantó la mirada al pomo de la puerta y posó su mano en ella. No quería admitirlo, pero sentía celos de ese hombre, aun así no quería sacar conclusiones precipitadas. Tal vez Luffy no amaba a Shanks, tal vez fuese simplemente admiración lo que sentía hacia él.
— Me estoy engañando, eso es sólo lo que quiero que él sienta — suspiró y giró el pomo de la puerta —. Yo nunca podré cambiar los sentimientos de Luffy — y lentamente abrió la puerta.
Pasó a la habitación y se encontró a Luffy cerca de la ventana. Tenía una mano sobre el frío cristal y su mirada fija en la oscuridad de la noche. Zoro dio un par de pasos y cerró la puerta tras de sí. La habitación tenía una cama a cada lado y una mesita de noche bajo la ventana. Luffy parecía una estatua, no movió ni un músculo de su cuerpo. Zoro se aproximó un poco más a él. No sabía por dónde empezar, debía hablar con él pero ¿cómo podría animarle si ni siquiera él se sentía con ánimos para hacerlo? No quería abrir la boca por temor a que sus peores sospechas fuesen confirmadas, pasó una mano por los cabellos y suspiró, no quería que sus sentimientos le traicionasen. Finalmente decidió hablar, no había mas remedio.
— Luffy, yo... — se sorprendió de su propia voz, sonaba insegura. Carraspeó y sacó fuerzas de flaqueza para continuar impasible. No quería mostrar debilidad ante él —. Hemos decidido que arreglaremos el barco cuanto antes para marcharnos de aquí, además a partir de ahora no habrá un solo momento en el que alguno de nosotros ande solo por ahí. Iremos siempre en parejas para evitar contratiempos y peligros innecesarios ¿de acuerdo?
— Jejejeje... ¡de acuerdo! Así será mas divertido — Luffy aún permanecía de espaldas, pero su voz sonaba tan animada como siempre. Zoro se quedó perplejo por el cambio de humor de su capitán, parecía como si nada hubiese ocurrido y eso lo desconcertó un poco —. Si es lo que habéis decidido, por mí perfecto.
— ¿Luffy? — Zoro estaba extrañado, esa forma de actuar después de lo ocurrido le parecía una farsa, estaba seguro que su capitán estaría ahora en un mar de dudas y parecía que no iba a pedir ayudar para salir a flote de ella. Eso le demostró que su capitán no confiaba lo suficientemente en él para contarle lo que ocurría, ese pensamiento le hizo enfurecer —. No finjas conmigo, Luffy — su voz sonó más severa de lo que él mismo pretendía pero no puedo controlarlo —. Sé que no estas bien — la respuesta del capitán no se hizo esperar.
— ¡Tú que sabrás cómo estoy! — en esta ocasión Luffy se giró para encararle a la cara, su rostro mostraba una seriedad inquebrantable y Zoro pudo notar que sus ojos mostraban ira contenida. Tal vez no dirigida a él, pero en ese momento se sintió miserable —. ¡¡No tienes ni idea de nada!! ¡NO DEBISTE APARECER EN ESE MOMENTO!
— ¿Que no debí... aparecer? — sus ojos se abrieron de golpe por la impresión que esas simples palabras ejercieron sobre él. De pronto su cuerpo se tensó hasta límites insospechados —. ¿¡QUE ESTAS DICIENDO, LUFFY!? ¡Ese hombre quería matarte! ¿¡Cómo iba a quedarme de brazos cruzados viendo como ese hombre te be... — al darse cuenta de lo que estaba gritando, bajó la voz en apenas un susurro —... saba. No quería que eso ocurriese...
— ¡¡Pero yo sí quería!! — tras el último grito de Luffy, la habitación se quedó en silencio por varios segundos. Zoro intentó asimilar esas palabras, empezó a contener su furia tras un rostro indiferente como había hecho muchas otras veces.
— No sabes lo que dices.
— ¡¡Lo sé perfectamente!! — a cada segundo que pasaba Luffy parecía mas enfadado y nervioso —. ¡Todos os creéis que no me doy cuenta de nada, pero no es así! Hay cosas que yo también necesito, ¡soy una persona! ¡Y por una vez desde hace tanto tiempo podría haber estado junto a Shanks aunque no fuese él! ¡Yo no lo sabía y si no hubieses aparecido habría conseguido lo que tanto tiempo había deseado!
¿Deseado? La verdad de esas palabras atravesaron al espadachín como si fuese una katana afilada. ¿Qué era lo que realmente había deseado Luffy? Sin pensarlo, Zoro lanzó un puñetazo al rostro de Luffy, el cual se quedó sorprendido por el golpe. Posó su mano sobre la zona dolorida y sintió como ardía. El semblante serio de Zoro empezó a mostrar una siniestra sonrisa ladeada.
— ¿Y te conformas con eso? ¿Con una imitación barata de ese hombre? ¿Ofrecerle así tu cuerpo a un completo desconocido? — ahora su sonrisa desprovista de alegría se acentuaba en su rostro — Aunque tú vieses a Shanks en esos momentos, no era él realmente.
Observó como Luffy agachaba su rostro, su cuerpo estaba tenso y mantenía los puños cerrados con fuerza. Entonces lo percibió, un pequeño sollozo casi imperceptible reinaba en la oscura habitación. Vio como el cuerpo del capitán temblaba ligeramente y cuando levantó la mirada pudo observar como dos pequeños surcos de lágrimas recorrían su inocente rostro.
— Sé que no era él... — su sollozo le impedía hablar con normalidad —. Pero, por una vez deseaba tanto que fuera verdad. Pero no lo es. Necesitaba a alguien a mi lado... — suspiró resignado. Su voz empezó a sonar mas calmada, se dirigió a una de las camas y se sentó en ella con las piernas cruzadas —. Se que él esta a miles de kilómetros de aquí — bajó la mirada a sus manos, como si en ellas pudiera encontrar una solución a todos sus problemas —. Soy un tonto.
Zoro no sabía que hacer o como actuar tras esa declaración, de pronto Luffy perdía la cabeza y le recriminaba su "heroica" actuación y ahora le estaba contando sus deseos más ocultos. Eso le dolía aun más que el hecho de que antes estuviese enfadado con él. ¿Entonces sí amaba a ese hombre? ¿Tanto como para llorar de ese modo? Zoro nunca le había visto así antes y menos por ese tipo de sentimientos. Por un momento deseó alejarse de allí y dejarle solo con su sufrimiento.
Necesitaba pensar, en él, en sus sentimientos, en Luffy. Debía poner en orden todos sus pensamientos, si se quedaba mas tiempo allí acabaría gritándole a Luffy que ese hombre no merecía las lagrimas que derramaba por él. Él no le haría sufrir de ese modo, ¿pero quien era para obligarle a sentir algo hacia él que en verdad no sentía? Ese pensamiento terminó por hundirle ¿desde cuando pensaba de ése forma? ¿Tanto le había cambiado? ¿Tanto amaba a su capitán? Fue él mismo quien decidió que sería solo su amigo, aun sabiendo que era una amistad tan especial la que había entre los dos. Más de una vez creyó que Luffy se había dado cuenta de sus sentimientos y que éste, a su manera, le correspondía. Mantenía la esperanza de que fuese el chico de goma quien diese ese primer paso. Pero eso nunca llegaría, ahora lo supo. Era solo un sueño. De repente la voz tranquila de Luffy le sacó de sus pensamientos.
— Siento todo lo que ha pasado... — miraba fijamente a Zoro, con una pequeña y triste sonrisa en los labios —. En realidad, aprecio mucho que hayas venido a ayudarme. Gracias. Siempre estas cuando más te necesito — Zoro se quedó estático, de pie frente a Luffy, mientras éste dirigía la mirada a un lado y continuaba hablando —. Siento que hayas tenido que enterarte acerca de Shanks de este modo, no quería hacerte daño — Zoro seguía quieto como una piedra, eso le había sorprendido demasiado, ¿realmente Luffy lo sabía? Observó a su amigo, mantenía la mirada fija en la ventana y parecía esbozar una tímida sonrisa —. Shanks siempre ha sido especial para mí, desde que era pequeño. Pero decidí ser pirata por mi cuenta y Shanks siempre ha sido un hombre muy independiente — Luffy parecía dudar si seguir hablando o no. No se atrevió a mirar a Zoro a los ojos, lo que le estaba contando le costaba muchísimo, significaría asumir la verdad, afrontarla y seguir a delante —. Sé que algo así nunca pasará, él me ve como a un hijo. Y yo, le veo como el padre que nunca tuve. Es solo un sueño.
— Luffy, no tienes que...
— Necesito decirlo, Zoro. Es un buen modo para empezar a afrontar la verdad. A partir de ahora volveré a ser el de antes, estas cosas no van conmigo jeje. Mi único sueño es ser el rey de los piratas.
— Tu único sueño... — Zoro seguía mirando fijamente a su amigo. Ahora no sabía como ayudarle, parecía que se hubiese auto obligado a olvidar al pelirrojo. Luffy se tumbó y se hizo un ovillo sobre la cama.
Durante unos minutos le estuvo observando, finalmente se dirigió a la otra cama y se acomodó en ella. Luffy seguía en la misma posición mirando hacia la pared. No podía dejar de pensar en el moreno y en las palabras que había mencionado anteriormente. Colocó sus brazos bajo la cabeza para dormir.
— No tienes porque castigarte de este modo, Luffy — se maldecía a sí mismo, ¿por qué tenia que abrir la boca? Pero, odiaba ver sufrir a su capitán de ese modo Juró protegerlo aunque eso le hiciese daño a él mismo, ahora sabía muy bien la razón por la que siguió al chico de goma en aquella ocasión justo al borde de la muerte —. Los sentimientos no se borran de un día para otro, a veces, olvidar no es la solución a todos los problemas.
No esperaba respuesta por parte de Luffy y ésta nunca llegó. Al cabo de unos minutos sintió la respiración pausada del capitán, al fin se había quedado dormido. Zoro se giró en la cama y cerró los ojos intentando no pensar en su amigo y compañero, pero por mucho que lo intentase era imposible, sus pensamientos siempre iban dirigidos a él, al joven que poco a poco se fue clavando en su corazón como si fuese una espina de un bello rosal.
**********
Bajó las escaleras de la blanca casita con pasos inseguros, aun estaba adormilado y bostezó sonoramente. Estiró los brazos y se topó con Nami en el salón, parecía muy contenta mientras estudiaba un gran mapa y comenzaba después a dibujar sobre un enorme papel.
— ¿Dónde están todos? — preguntó Zoro, aún con cara de sueño.
— Vaya, ¿al fin te dignas a unirte al mundo de los vivos? Estoy ocupada así que no molestes demasiado, ¿de acuerdo Zoro?
— Ya... — se rascó la cabeza con aire abatido y desvió su mirada a la joven que leía tranquilamente en el sillón —. Pero aun no me has contestado a la pregunta.
— Usopp, Yastar y Eelin se fueron a reparar el barco — la que contestó fue Robin, sin apartar la mirada de su lectura — Sanji y Chopper salieron a comprar al pueblo.
— Y menos mal que dije que no deberíamos dejarnos ver a no ser que fuese "muy" necesario... — comentó con cierto reproche —. Ya veo el caso que me hacen en esta banda.
— No te preocupes, sabemos defendernos perfectamente si algo ocurriese — ésta vez Robin posó sus ojos en el muchacho —. Tú ocúpate de que Luffy no se meta en líos. Seria una lástima perder a un capitán tan divertido como él, ¿verdad?
— ¿Mmm...? — la sonrisa que mostró la bella mujer le desconcertó, pero no tuvo demasiado tiempo de pensar en ello ya que un fuerte estrépito se oyó por toda la casa. Cuando se acercó al recibidor se dio cuenta de lo que pasaba. Luffy bajó las escaleras saltando como un loco, con una vitalidad increíble y se dirigía a pasos agigantados a la puerta de la casita.
— ¡¡Oi!! Luffy!! ¿Adónde crees que vas? — se dirigía hacia a él para impedir que saliese de la casa, pero frenó sus impulsos al ver la sonrisa del joven cuando abrió la puerta de un tirón —. No deberías salir, ya sabes...
— Jejejeje, ¡¡no me va a pasar nada, Zoro!! Si me quedo por mas tiempo aquí encerrado me volveré loco, me aburroooooo.
— ¿¿Luffy?? — de pronto se quedó pasmado viendo fijamente a su capitán. Luffy notó su penetrante mirada y se apartó unos pasos de él extrañado.
— ¿Qué?
— Has olvidado ponerte el sombrero — apuntó mientras observaba el rostro de su amigo sin ese sombrero cubriendo su precioso cabello azabache.
— ¡Ah! No tenia ganas de ponérmelo, jejejeje me voy, ¡estaré aquí a la hora del almuerzo!
Sin más el chico de goma cerró la puerta al salir. Zoro se quedó pensando unos minutos, no podía dejarlo solo, tal vez ese hombre le vigilaba y podía estar en peligro. Pero tampoco quería ser su niñera y seguirle a todos lados como un perro. Finalmente decidió salir tras él, le vigilaría por si le pasaba algo, nada más. Luffy no se daría cuenta y él estaría cumpliendo su promesa de protegerlo.
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¿A dónde demonios iba? Zoro no dejó de preguntárselo una y otra vez. Habían dejado atrás el pueblo hace bastante rato y Luffy seguía caminando sin rumbo fijo por un frondoso bosque. Zoro seguía a Luffy sin que éste se percatara de su presencia, se sentía como un tonto teniendo que vigilar así a su capitán, pero éste tenia cierta facilidad en meterse en problemas rápidamente así que no le quedó otra opción que seguirle y ya de paso “espiarle“. Porque eso es lo que parecía que estaba haciendo, muy a su pesar.
Observó como el joven pirata andaba absorto mirando el paisaje y reprimió una carcajada cuando por accidente había tropezado con la raíz de un enorme árbol. Le gustaba ese joven, tenía que admitirlo, el mejor tiempo de su vida lo había pasado junto a él. Era cierto que habían tenido muchos problemas (y enemigos) en su viaje, pero lo mas importante es que se lo pasaba muy bien con todos ellos, especialmente con su despreocupado capitán. Con él, había comprendido que la soledad no era compatible con el ser humano.
Nunca pensó que podría tener una amistad tan fuerte con alguien, hasta que conoció a Luffy. Una sonrisa de pesar cruzó su semblante durante un instante, era cierto que eran muy buenos compañeros y Luffy lo quería mucho como amigo... pero, sabía que no podía exigirle mas a su capitán. Él en cambio, enseguida se dio cuenta de que algo había cambiado, la amistad que creía sentir hacia Luffy se volvió más intensa. Hasta que supo el porqué. Durante el tiempo que estaban juntos, su cariño hacia él aumentó cada día, Zoro tuvo que admitir que él le gustaba, luego aprendió a querer a ese joven y finalmente se dio cuenta de que le amaba. Con todas sus consecuencias.
De pronto su mirada se fijó en el moreno, éste se había detenido de golpe. Zoro se detuvo tras un enorme árbol intentando mirar donde se encontraba Luffy, ¡pero no le vio por ningún lado! Empezó a asustarse al no encontrarlo a la vista. "¿Cómo es posible que haya desaparecido así como así? Que yo sepa ese poder aun no lo tiene... Que raro, tal vez deba acercarme más..." Se alejó del grueso tronco y fijó la vista donde segundos antes había estado Luffy. Definitivamente se le había escapado "¡¡Maldición!!¡ Se me ha perdido! ¿O el que se a perdido soy yo?" Tan absorto estaba en sus pensamiento cuando notó que algo rozaba su hombro y dio un fuerte respingo por el susto, girándose de golpe.
— Jejejejeje, espiar está muy mal — frente a él se encontraba el sonriente Luffy, le había descubierto —. Pero como me aburría caminar solo decidí parar tu juego.
— ¡¡Yo no estoy jugando, cabeza hueca!! ¡Te estaba "vigilando" para evitar que te metieras en algún lío! — gritó con los nervios crispados, le fastidió que Luffy se diese cuenta de su "jueguecito" —. ¡¡Además me has asustado!!
— Jejejeje ha sido divertido.
— ¡Y un cuerno! ¡Para nada!
— ¿Entonces me acompañas?
— ¿A dónde? — Zoro le miró extrañado —. Seguro que estas perdido.
— Que vaaaaaa, según Eelin hay un claro cerca de aquí con un bonito lago, quería verlo — luego miró divertido al espadachín —. Yo no soy como tu.
— Serás... — por mucho que le costase admitir era cierto que no tenia sentido de la orientación, así que dejó pasar el tema —. En fin, será mejor que me quede contigo. No quiero que andes solo por estos sitios.
— No debe estar muy lejos... creo, jajajaja.
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— Esto está muy tranquilo sin Luffy revoloteando por aquí...
— ¿Crees que Zoro nos lo ha contado todo? — preguntó Robin aún con el libro en la mano.
— ¿A qué te refieres? — Nami levantó la vista del enorme mapa que había sobre la mesa del estudio.
— Lo que ocurrió ayer... — la morena se levantó, dejando el libro sobre una mesita de madera y se aproximó a Nami — sé que Luffy actúa inconscientemente la mayoría de las veces, pero no haberse dado cuenta que ese hombre sacaba un arma de filo... es algo que no logro entender.
— Tu también lo has notado, ¿verdad?
— Si — afirmó Robin —. Últimamente no parece el mismo.
— No es el único — reconoció Nami — pero creo que Zoro aún no le ha dicho nada.
— Debería hacerlo — admitió Robin, cruzándose de brazos —. No sé a qué está esperando...
— Él es así de orgulloso, lo que me preocupa es que la relación de esos dos cambie cuando le confiese sus sentimientos. Me da miedo que las cosas puedan salir mal y afecte al grupo.
Robin no pudo evitar soltar una pequeña risa.
— Es curioso como las dos hemos descubierto su pequeño secreto.
— Si, creo que es nuestro instinto femenino, ¿verdad? — la pelirroja sonreía de medio lado —. Por suerte, él aún no lo sabe...
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— ¡Mira Zoro! Ahí está el lago, ¿ves cómo no nos hemos perdido? Deberías fiarte más de tu capitán, jaja.
Luffy echó a correr hacia la orilla mientras Zoro se dejaba caer al suelo recostándose cerca de un árbol. Desde allí observó a su amigo. Estaba de espaldas a él, de cuclillas, mirando ensimismado la orilla del precioso lago. Parecía el mismo joven despreocupado de siempre, pero él sabía que eso sólo era una fachada. En el fondo Luffy aún seguía dolido, estaba seguro de ello. Empezó a mosquearse cuando vio a Luffy descalzarse, dejando también su chaleco rojo sobre la tierra húmeda y acercarse al lago
— ¡¡Luffy!! ¡No puedes acercarte al agua! Ni se te ocurra meterte ahí
— ¡No me va a pasar nada! Eres un aguafiestas Zoro — contestó Luffy mirando hacia atrás y haciendo un puchero —. ¡No voy a meterme donde cubre! Solo quiero... — bajó el tono de voz volviendo el rostro hacia las aguas cristalinas y susurró —. Solo necesito un poco de espacio entre los dos...
Empezó a sumergirse en el lago notando el frío tacto del agua. Se abrazó a sí mismo por acto reflejo y comenzó a caminar tan deprisa como sus piernas le permitían. Sentía la mirada de Zoro en la nuca y eso lo desconcertaba. Sin quererlo, recordó el horrible incidente de la pasada noche y cómo ese sentimiento de que algo malo ocurriría acechó su mente en el día de ayer.
Sonrió irónicamente, desde luego algo malo ocurrió. Se sintió indignado por no darse cuenta que ese hombre era un maldito impostor "¿Cómo no me di cuenta? Ese hombre me engañó. ¡Maldito sea! Pero, ¿por qué cuando me estaba tocando me vino a la mente aquella imagen de Zoro, abrazándome para evitar que cayese al suelo del barco aquella misma mañana? Desde hace tiempo creía tener controlado ese tema, ¿porqué no puedo olvidarlo?" Sin poderlo evitar las mejillas del moreno se sonrojaron al instante. Desde lo ocurrido, se hizo esa misma pregunta una y mil veces ¿por qué siempre Zoro atormentaba sus pensamientos?
Cuando se quiso dar cuenta el agua ya le cubría por los hombros, dio un paso hacia atrás. No quería quedarse atrapado en esas aguas. Zoro seguía observándolo detenidamente, sentado bajo la sombra de aquél árbol. Cuando de pronto vio como Luffy desaparecía de su vista cuando se disponía a volver a la orilla. Antes de poder reaccionar y levantarse, Luffy había vuelto a aparecer con el cabello completamente mojado y con miles de gotitas resbalando por su sonriente rostro. Zoro suspiró aliviado, le había dado un buen susto.
Se iba a levantar de donde se encontraba al ver a Luffy salir del agua, pero se sorprendió al ver que éste no se dirigía hacia su chaleco y chanclas, sino que iba directo hacia él. Esperó estático como una roca hasta que Luffy llegó junto a él. Se arrodilló frente a él con una extraña sonrisa en los labios. Zorro observó aquel precioso rostro húmedo, con el cabello completamente mojado. Sintió un escalofrío recorrerle toda la espalda pero no se atrevía a mover ni un solo músculo por temor a que esa maravillosa visión se desvaneciese como si fuese un sueño. Notó cómo pequeñas gotas de agua resbalaban sobre el torso desnudo y luego caían sobre su propio cuerpo. Luffy estaba cada vez más próximo a él. Zoro reprimió un suspiro pero su corazón palpitaba con fuerza.
Entonces sintió como el húmedo cuerpo de Luffy se situaba sobré él. Sentado sobre sus piernas, vio cómo agarraba su cintura con ambas manos y se acercaba cada vez más a su rostro acortando el espacio entre los dos. Sintió la respiración del moreno en su cuello y el tacto de esas pequeñas manos en su cintura. Casi no podía creer lo que su capitán estaba haciendo. De pronto sintió como Luffy acercaba más su cuerpo, haciendo rozar ambos sexos con una caricia tal vez involuntaria por parte del moreno, pero a Zoro le pareció aquello la gloria. No pudo evitar un suave gemido y se atrevió al fin a rodear con sus brazos el cuerpo de Luffy, buscando de nuevo ese contacto, sentir la excitación del joven sobre él. Cerró los ojos al sentir cómo el calor recorría su cuerpo cuando notó algo húmedo sobre sus labios. Abrió de golpe los ojos y vio el rostro de Luffy pegado al suyo. Luffy... ¿le estaba besando?
**********
Continuará...
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