sábado, 28 de noviembre de 2009
Espejismo. Capitulo I
Autora: Amethyst
Resumen: Tras dejar Alabasta, Luffy y su tripulación siguen su camino, sin embargo una nueva batalla comienza en el corazón del capitán.
Parejas: ZoroxLuffy
Genero: Romántico, acción, tragedia
Clasificacion: R: No apto para menores de 17 años
Advertencias: Lime
Tipo: Multichapter
Status: Finalizado
Disclaimer: One piece no me pertenece, únicamente me pertenece algunos personajes que aparecen por ahí que son originales (OCC)
Notas de Autora: La historia se sitúa justo después de vencer a Cocodrilo y dejar Alabasta.
"Los pensamientos de los personajes los pongo entre comillas" El fic consta de 8 capitulos ya terminados puesto que los publiqué en otras paginas. He cambiado algunas cosas respecto al original porque hay partes que no me convencian mucho... pero son cambios muy sutiles.
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CAPITULO I
La sangre se mezclaba con el agua salada del mar, tiñéndola de rojo. Atónito, observaba como la herida no paraba de sangrar y todo por su culpa, se lo repetía una y otra vez en su mente. Si no fuese tan débil, Shanks no habría perdido el brazo contra aquel monstruo marino. Y todo por salvarle la vida de una muerte segura.
— Shanks... — Luffy no podía reprimir por mas tiempo el llanto que le ahogaba por dentro —. ¡Tu brazo!
Shanks solo sonreía, manteniendo al niño a flote con todas sus fuerzas, pero de pronto su imagen se volvió borrosa y todo lo demás fue oscuridad...
**********
Se despertó por el suave balanceo del barco, su corazón palpitaba con fuerza y un suave jadeo escapó de sus labios. Era la tercera vez que soñaba con Shanks esa semana. Giro su rostro hacia la ventana del camarote y pudo observar que aun era de noche. Se incorporó en la cama y dirigió la vista a su sombrero de paja. Su preciado tesoro. El regalo que Shanks le había dado antes de partir. Aquella fue la última vez que le vio en su vida, ¿volverían a encontrarse? Esa pregunta rondaba por su cabeza desde ese fatídico día. Se levantó sin mucho entusiasmo, aun tenia el cuerpo resentido debido a la batalla contra Cocodrilo, aquel hombre que podía desvanecerse como arena.
Le pesaba el cuerpo. Pero sabia que algo había cambiado en él. Desde hacia varios días no podía sino pensar en su amigo debido a aquellos sueños, ¿amigo? ¿Seguía llamándole así? Sabia que se engañaba a sí mismo, sentía algo mas que amistad por aquel hombre de cabellos rojos, pero se negaba a aceptarlo. Era un sentimiento extraño para él, solo una vez sintió algo parecido por alguien, pero ese “nuevo” sentimiento era algo que no podía permitirse y al igual que en aquella ocasión lo borraría de su mente. Por eso ahora su corazón era un mar de dudas. Él era un pirata, su vida le pertenecía a su tripulación, al mar y al One Piece. Esa era su meta, ser como Gold Roger, el mas famoso pirata de todos los mares. Nunca antes se había preocupado por esos sentimientos que ahora parecían atormentarle, tal vez había cambiado su forma de ser o pensar ¿habría madurado? Desechó todos esos pensamientos que permanecían insistentes en su cabeza.
Se desperezó y subió a cubierta, aun era de noche y los demás permanecían dormidos. Intentó hacer el menos ruido posible para no despertarlos, los últimos días habían sido muy duros, todos seguían agotados tras la batalla en Alabasta. Se despejó un poco gracias a la brisa marina y sonrió al contemplar la plateada luna, aun navegaban por el Grand Line y su aventura continuaba. Se sentó en el mascaron del barco, como era su costumbre y observó fijamente el horizonte.
— Ten cuidado, no vayas a caer...
Luffy se giró sorprendido, no le había oído llegar, definitivamente hoy no era su día. Pero lo que en verdad le intrigaba era saber porque estaba él ahí a esas horas despierto. No era un secreto que a Zoro le encantaba dormir, es más, se dormía en cualquier circunstancia y lugar. Ese pensamiento le hizo sonreír sin apartar la mirada de su primer compañero.
— ¿Que pasa? ¿Estas sonámbulo? — Zoro alzó una ceja mientras se cruzaba de brazos.
— Si caigo al mar... sé que vendrás a ayudarme — contestó Luffy con una sonrisa sincera en sus labios.
— ... — las palabras del capitán pillaron a Zoro por sorpresa, pero esa sonrisa parecía triste, incluso melancólica. Durante todo el tiempo que llevaban juntos, Zoro nunca le había visto con ese semblante tan nostálgico. Por imposible que fuese, su capitán parecía triste. Una sombra de pesar invadió el corazón del espadachín en ese momento, Zoro se acercó a él con paso firme —. Si algo te preocupa, puedes contármelo si tu quieres, sabes que puedes confiar en mi, Luffy.
Luffy le miro con sus enormes ojos avellana y quiso decirle que nada iba mal, que se encontraba bien, pero ningún sonido salió de sus labios. Por primera vez en su vida se sintió triste. Y eso era un pensamiento desolador, nunca en su vida se había sentido tan solo y vacío. Pero desde hacía tiempo, Luffy sabía que las cosas no siempre salían como uno deseaba. Y ahora tenía el presentimiento de que algo iba a ocurrir... algo realmente horrible.
Desvió su mirada de Zoro, sin saber que decirle. Tantas cosas que deseaba poder expresarle y en cambio sus labios quedaron sellados en silencio, una vez más. Su cuerpo tembló ligeramente y se dio cuenta que empezaba a sentirse muy nervioso. Dio media vuelta decidido a subirse al mástil del barco y alejarse de ahí cuanto antes, bajó del mascaron y con tan mala suerte que trastabilló al pisar el suelo haciendo que tropezase torpemente. Pero unos fuertes brazos le agarraron evitando que cayese de bruces contra el suelo, ahora su temblor no hacia mas que aumentar, sentía como el calor se apoderaba de sus mejillas por la proximidad del fuerte cuerpo del espadachín y lo peor de todo es que no le dejaba marchar, seguía abrigado entre sus poderosos brazos.
— Zo... Zoro? — tartamudeo con un nudo en la garganta, para colmo sentía que se había ruborizado, ¿que pensaría Zoro si le viese así? Intentó calmarse lo mejor que pudo.
— Siento como si te hubiese fallado, Luffy... — comenzó a susurrar, aun con el capitán entre sus brazos —. En la batalla contra Cocodrilo, mientras tu peleabas contra él en una lucha de vida a muerte por esas gentes, yo andaba perdido en esa ciudad buscando la maldita bomba. Además fue finalmente Pell quien nos salvó a todos alejando la bomba de allí, gracias a su sacrificio. Yo podría haberte ayudado, en vez de perder así el tiempo. Sabia que debía confiar en ti, pero llegó un momento en que pensé que no saldrías vivo de allí. Ese hombre de arena era imposible de vencer, tanto con tus puños como con mi espada. Y cuando finalmente se derrumbo el templo pensé que ya no te volvería a ver. Se que es raro que te diga todo esto, pero así es como me sentía...
— Zoro, por muy fuerte que sea el enemigo, jamás van a poder contra mí. Yo seré el rey de los piratas, nuestros sueños son más fuertes que cualquier poder — de pronto Zoro era consciente de que aun seguía abrazado a Luffy y le soltó repentinamente. Luffy se dio cuenta y dejó escapar su típica risilla —. Jejejeje.
— Sabia que dirías algo como eso, en fin... — se dio media vuelta y comenzó a alejarse del delgado cuerpo del muchacho de goma —. Quiero que sepas que tomes la decisión que tomes, yo te seguiré a donde sea, capitán.
¿Decisión? ¿Qué decisión? Luffy no entendía a que se refería su amigo, aun así sonrió agradeciendo sus palabras, para él, sus compañeros lo eran todo. Confiaba plenamente en ellos y no dudaría ni un segundo en arriesgar su vida por ellos. Él siempre estaría ahí para protegerles.
**********
Al fin el sol empezó a aparecer en el horizonte y la tripulación del Going Merry empezaba con sus quehaceres cotidianos. Sanji comenzó a preparar el delicioso desayuno, Usopp y Luffy empezaron a pescar a ver si tenían suerte, Robin estaba sentada en la hamaca, leyendo tranquilamente su libro favorito. Chopper organizaba todos sus utensilios y medicamentos, Zoro hacia sus ejercicios matutinos y Nami estudiaba detenidamente un mapa que había tomado "prestado" en la anterior aldea en la que hicieron escala.
— Muy bien, chicos, escuchadme todos atentamente, ¿vale? — demandó Nami con el mapa ahora enrollado, pero al parecer nadie la había prestado la mas mínima atención —. ¡¡HE DICHO QUE ME ESCUCHÉIS, PANDA DE GANDULES!! Bien, ahora esta mejor...
— Nami, ¿es que no ves que estamos ocupados? — comentó Usopp que seguía con la caña de pescar en la mano
— Siiii... ya veo lo ocupados que estáis — mencionó Nami con ironía.
— ¡¡Haced caso a Nami, desgraciados!! ¡¡Continua hablando mi pelirroja!! — Sanji la miraba maravillado con sus ojitos en forma de corazón.
— Bien, cerca del mediodía o así llegaremos a una pequeña isla en la que hay una aldea, necesitamos comprar comida y Chooper necesita unos ingredientes para sus medicinas así que, lo dicho. Pararemos para hacer las compras, ya que mas adelante solo vamos a ver mar, agua y mas mar, ¿a quedado claro?
— ¡¡Que bieeeen!! Una isla, una isla, una isla, quiero carneeee!! Sanjiiiii ¿¿¿y el desayuno??? ¿¿¿¿Que pasa con el desayuno???? tengo hambreeee...
— ¿Quieres callarte, pesado? mira que das la brasa.
— ¡Luffy no armes tanto escándalo! — Nami empezaba a ponerse nerviosa de tantos gritos.
— ¿Y tu que? Siempre dándonos ordenes... — Se quejó Usopp, el cual seguía pescando de lo mas tranquilo —. Ni que fueses la capitana de este barco.
— ¡¡¡¡QUIERO COMEEEEER!!!!
— Si yo no doy ordenes esto se iría a pique, ¡estúpido! Además que esperas con el cabeza hueca de capitán que tenemos.
— ¡No hace falta que me insultes, sabelotodo! — le contestó Usopp.
—¿Y la isla? ¿Y el desayuno? ¡Quiero desayunar Sanji! Quiero comer yaaaa, ¡me mueroooo!
— ¡Coño, Luffy, cállate ya! ¡No me dejas cocinar tranquilo!
— ¿¡Sabelotodo?! ¡Mira quien habla el cobarde más cobarde entre todos los cobardes de este mundo!
— ¡QUERÉIS CALLAROS TODOS, ASÍ NO HAY QUIEN SE CONCENTRE! - Gritó Zoro exasperado agitando una de sus pesas con la mano a modo de amenaza. Todo el barco se quedó en silencio...
— Creo que tenemos visita... - Comentó Robin pasivamente sin dejar de leer su preciado libro.
— ¿¿¿EH??? — el rostro de toda la tripulación era un poema, una gota asomó en sus cabezas.
— JAJAJAJAJA — una estridente risa resonó en la cubierta del Going Merry —. Que pandilla de inútiles... — la voz parecía provenir de todas partes —. Pero no llegareis muy lejos, ¡ahora dadme todo vuestro dinero! ¡O acabare con todos vosotros antes de que os deis cuenta!
— Pues vaya — Nami se cruzo de brazos pasando del tema —. Sigue soñando si crees que voy a darte mi dinero.
— Creo que no lo habéis entendido, ejem... ¡¡dadme vuestros tesoros o no viviréis para contarlo!!
— ¿Esto es una broma? — preguntó Usopp con cierto pasotismo.
— ¿De dónde sale esa voz? — preguntó Chopper.
— ¿Mmm? Anda... mirad.
— ¿Que pasa, Luffy? — preguntó Sanji bastante intrigado.
— Hay un niño escondido bajo el mascaron del barco.
Una suave brisa pasó en la cubierta del barco. La situación les parecía tan absurda que se quedaron en silencio, observando como un jovencito de unos 12 años intentaba subirse encima del mascaron con ciertas dificultades. Tras unos problemillas consiguió subir y sacó un rifle del bolsillo y los apuntó.
— ¡Ahora dadme vuestro dinero!
— ¡JA! Me temo que no, niño... - Sanji encendió un cigarro y se lo llevó a la boca — anda, deja de jugar y suelta ese arma.
— Grrrr.... ¡no estoy jugando!
Zoro estaba cada vez mas cabreado, no le dejaron terminar hacer sus ejercicios y eso le sacaba de quicio y para colmo llevaba días sin poder dormir bien debido a ciertos asuntos que rondaban en su cabeza últimamente. Se plantó delante del niño con una vena a punto de explotar.
— ¡Deja de hacer el tonto, chaval! ¡¡Y vete de aquí, bastantes problemas estas dando ya!!
— ¿Que te pasa, acaso quieres morir? ¡Tengo un arma y te estoy apuntando! — gritó el chiquillo de cabellos revueltos —. ¡Ah! ¡Y dame de paso tus espadas!
— ¿Que dices? — Zoro no podía creer el descaro de ese niño, ¿quien demonios era ese maleducado? —. Con ese arma tan vieja dudo que puedas matarme. ¡Niñato!
— ¡No me llames niñato!
— ¡Es lo que eres!
— ¡¡NO ME LLAMES NIÑATO!!
— ¡Y dame ese arma! ¡No es un juguete!
— ¡No creo que sea buena idea Zoro! — Nami se temía lo peor. Ese jovencito estaba muy alterado y para su desgracia ocurrió lo que estaba rondando por su mente. El arma escapó de las manos del muchacho —. ¡Maldita sea! ¡Todo el mundo al suelo!
El arma era automática y no tenia el seguro puesto, empezó a disparar balazos por todas partes. Todos se apresuraron al suelo para evitar ser heridos, excepto Luffy, ya que a él no le afectaban las balas.
— Jejejejeje... ya está, chicos. Ya podéis levantaros — Luffy mostraba su perenne sonrisa. Pero de pronto se escuchó un leve crujido en cubierta.
CRUIIIIIICK
— ¿Que ha sido eso? — pregunto Chopper asustado.
— Eso es fácil de contestar. Las balas han abierto una pequeña grieta en el barco... — contestó Robin con tranquilidad, sentada en la hamaca y con el libro en sus manos —. Desconozco la gravedad de la abertura, pero es muy posible que nos estemos hundiendo.
— ¿QUEEEEEEEE? — gritaron todos al unísono. Efectivamente lo que dijo Robin era cierto, el agua empezó a colarse por algunas zonas.
— ¿Por qué? ¿Por qué tengo tan mala suerte? — se lamentaba Nami dramáticamente, tirada en el suelo —. Esto no esta pasando... no esta pasando...
— ¡Rápido chicos! ¡Echemos fuera el agua! - Usopp empezó a sacar el agua con sus propias manos desesperadamente —. ¡waaaaa! ¡Merry esta de nuevo destrozado! ¡ Y nos hundimos!
— ¡¡Esto es imposible!! — Chopper empezó a sentir pánico —. ¡Vamos a morir ahogados!
— ¡Tranquilizaos ya! No es mas que una pequeña grieta. Algo se podrá hacer... — Sanji dejo caer el cigarro al agua, la cual estaba ya por todos lados —. Vaya, que buen día para morir, ¿eh?
— ¡Eso no lo digas ni en broma! -¡— gritaron unánime Usopp y Chopper. Sus ojos se les salían de las órbitas del miedo.
— Um... — Zoro empezó a pensar —. Será mejor que hagamos algo... Esos tres me están dando dolor de cabeza — añadió de forma cansada, refiriéndose a Usopp, Chopper y Nami.
— ¡¿Decías?! — Nami le miro con ojos asesinos —. ¡Todo es por tu culpa, Zoro! ¡Siempre metiendo la pata, sino eres tú, es Luffy! ¡Siempre estáis dando el coñazo y metiéndonos en líos! ¡Insensatos!
— ¡No es culpa mía, bruja ladrona! ¡Ha sido este niñato! ¿¿Eh?? — Zoro empezó a mira hacia todos lados como si estuviese loco —. ¿Pero qué...?
— ¿¿¿Y ahora que te pasa??? ¿A ver?
— Ese crío... ¡No está! Maldito... — ahora mismo Zoro tenia una cara que daba miedo... —. ¡ME LAS PAGARÁ!
— ¡Jajaja... espero que os hundáis con el barco!
— Esa voz...
— ¡Zoro, mira! — Gritó Luffy señalando la costa que había a su izquierda —.¡ Ese chaval está en la orilla de esa isla!
— Ese niñato engreído...
— Zoro, déjalo ya, tenemos que hacer algo o esto se irá a pique...
— Nami, no te preocupes y déjamelo a mi... — Luffy empezó a estirar sus brazos hasta donde estaba ese chico... — estira, estira...
— ¿¿Que... que vas a hacer Luffy?? — Nami temía lo peor.
— ¡Luffy! ¡Ten cuidado con el agua, no puedes caer en ella! — Zoro intentó detenerle en vano pero Luffy ya había estirado sus brazos hacia la isla agarrándose fuertemente a las rocas de la orilla. El capitán le miró con una expresión que decía claramente “no te preocupes, se lo que hago”. Pero Zoro no se tranquilizó en absoluto.
— ¡¡¡¡LANZAMIENTOOOO!!!! — Luffy voló sobre el agua por el impulso y llegó sano y salvo a la orilla. Allí se concentro en hacer exactamente lo mismo, estiró sus brazos, agarró el barco y con todas sus fuerzas lo acercó hasta la isla.
El Going Merry se quedó anclado en la orilla, con el agua cayendo por doquier. Todos se apresuraron a bajar del navío para reencontrarse con su capitán.
— Bueno — Nami suspiró resignada —. Vamos a tener que dejar aquí anclado el barco. Tenemos que volver a repararlo.
— Espero que estés contento maldito crío — Zoro no podía ocultar su enfado hacia ese chaval y le golpeó en la cabeza —. ¡Ahora tenemos que quedarnos aquí mas días de lo que teníamos previsto!
— Jejeje, déjalo ya, Zoro — Luffy se acercó al niño y se puso de cuclillas delante de él —. Dime, ¿está muy lejos la aldea Syarah? No he desayunado y tengo muuuuchaaaa hambreeee.
—Pues, esta cerca de aquí — mencionó el muchacho, con unas pequeñas lagrimillas en los ojos debido al golpe del espadachín —. No es muy grande pero hay varios restaurantes y tiendas, allí podréis arreglar el barco — Se le veía claramente arrepentido por su torpeza.
— ¡Gracias, chico! Llévanos allí, ¿vale? — se apresuró a decir Luffy.
— ¡Me llamo Yastar! No soy ni crío, ni niñato, ni nada parecido ¿Entendido? — aclaró mirando significativamente a Zoro —. En fin, os llevaré a mi casa. Seguidme.
**********
Caminaron unos quince minutos por un pequeño sendero de tierra, cuando vieron a lo lejos un pequeño pueblo pavimentado de blanco. Realmente era muy bonito, las enredaderas abundaban en ese lugar ocupando todas las fachadas de las casitas blancas. Daba la imagen de ser una aldea apacible y tranquila. Se detuvieron frente a una casita redondeada en la que se podía leer "Carpintería" en un letrero, sobre la puerta de la entrada.
— ¡¡Mamá!! ¡Ya he vuelto, estoy en casa!
— Cariño, al fin llegaste. ¿Dónde te habías metido? Te fuiste muy... — una mujer apareció de una pequeña salita, al parecer era la cocina. Dejó de hablar al ver a todos los jóvenes que acompañaban a su hijo. Su rostro era joven, llevaba el pelo castaño recogido en una coleta y su vestimenta, al igual que la del niño, era sencilla —. Temprano — continuó.
— Si, quería ir hasta la orilla para ver si encontraba ostras — mintió, mientras se arrascaba inocentemente la nariz.
— ¿Ostras? Hum. ¿Qué has hecho esta vez? — su madre le agarró de los mofletes y tiró de ellos, sabia que eso le molestaba mucho y así le haría decir la verdad —. ¡No mientas a tu madre, jajajaja sabes que no puedes conmigo!
— ¡No! ¡Basta, mamá! ¡Que tenemos visita, no me dejes en evidencia!
— Jajaja — la mujer se dirigió a los jóvenes, a simple vista parecían buenas personas aunque un poco raros —. Espero que no os haya metido en ninguna dificultad, este hijo mío es propenso en buscar problemas.
— ¡Tranquila, mujer! — Luffy sonreía de oreja a oreja — Ese niño es una risa, únicamente ha hecho hundir nuestro barco jejejeje.
— ¿Que ha echo qué? — miró a su hijo con enfado, con los brazos cruzados —. Pues ya sabes lo que toca hacer. Cielo, tendrás que ayudarles a reparar el barco.
— ¡Pero si no fue culpa mía! ¡No es justo! — reprochó el joven.
— ¿Que no fue culpa tuya? Serás caradura, chaval...
— ¡Tu te callas, hombre con el pelo lleno de moho!
— ¿Que me has dicho?
— Cada vez me cae mejor este crío — añadió Sanji en un susurro, aunque llegó a los oídos del espadachín. Zoro le fulminó con su mirada.
— ¡No insultes a nuestros invitados, Yastar! Es de mala educación.
— ¿Nuestros qué?
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Así fue como los siete decidieron quedarse allí unos días, (puesto que no tenían mas remedio, para arreglar el barco y así aprovechar el incidente para comprar todo lo que necesitaban para el viaje. Luffy pensó que no seria un día tan horrible, después de todo.
Se tomaron la tarde como un pequeño descanso y decidieron empezar con los arreglos del barco al día siguiente. Al parecer Yastar y su madre, Eelin, eran carpinteros y se ofrecieron voluntarios para ayudarles en todo lo que hiciese falta. Además les dio alojamiento y comida por los problemas que había causado Yastar. Nami se alegró de no tener que gastar ni un berri en esas cosas rutinarias.
Tras la cena, al fin con el estomago lleno, Luffy sentía que su humor mejoraba por momentos hasta que observo al rededor y vio que todos estaban despreocupados, hablando entre ellos de cosas banales, era un ambiente tan familiar que a veces se le hacía extraño. Yastar y Eelin eran personas estupendas, amablemente les habían resuelto todo el problema que tenían y pronto podrían seguir con el viaje. Por un instante, pensó la idea de tener también un hogar, como esa familia. Se levanto de la silla cabizbajo y se dirigió a la puerta de la acogedora casita.
— Luffy... ¿vas a salir? — Zoro se sorprendió lo rápido que le cambiaba el humor al joven últimamente, de nuevo parecía triste. Nunca le había visto así antes.
— Si, esto... voy a dar una vuelta, quiero ver el pueblo.
— Eso si que es raro... ¡Luffy! ¿No irás a cenar de nuevo en un restaurante de por aquí? —. Preguntó el espadachín con el ceño fruncido.
— Q-que va! Jejeje — el capitán intentó ahogar su sonrisa, a veces Zoro tenía unas ideas bastante locas, aunque conociéndose a sí mismo no era una idea tan descabellada. Pero en ese momento no estaba preocupado por la comida —. ¡Hasta luego!
Cerró la puerta con un leve portazo tras salir. Zoro no podía dejar de preocuparse por su capitán. ¿Por qué le importaba tanto lo que él hiciese? Sabia que podía meterse en problemas en una abrir y cerrar de ojos, su capitán era así de tonto. Pero aun así, le gustaba. El día que le conoció decidió seguirle y aceptó formar parte de su tripulación a cambio de salvarle la vida. ¿Que hubiese pasado si ese día Luffy no hubiese aparecido? Tal vez estaría muerto. Ejecutado como un asesino por la Marina. Luffy le salvó y eso le hacia mantener un fuerte lazo que lo unía a él. Algún día, haría lo mismo por él.
**********
¿Por qué? ¿Por que había huido de ese lugar tan apacible? De pronto sintió la necesidad de alejarse de allí. Se sentía tan fuera de lugar, que lo único en lo que pensaba era en estar lejos de allí, de ellos, de todo. Últimamente le dio por pensar en algunas cosas y el no poder solucionarlas le estaba dando dolor de cabeza. Caminaba en silencio por las blancas calles, que brillaban con el leve fulgor de la luna, con la cabeza gacha. Un suave sonido lo distrajo de sus pensamientos y levantó el rostro, sintió que alguien le observaba. Se hizo el despistado dando un par de pasos mas, acercándose a un oscuro callejón. Sin previo aviso se acercó rápidamente lanzando un puñetazo con fuerza, pero una mano le detuvo fácilmente y agarrándole por los hombros lo inmovilizó contra la pared. El misterioso atacante aflojó un poco el agarre, lo suficiente para no hacerle daño a su presa ni para que escapase atemorizado de allí. Aunque sabia bien que él no se asustaría así como así.
Luffy no podía ver a su agresor debido a la escasa luz, pero notó como dejó de apretar sus hombros. Algo le decía que no estaba en peligro. Sus ojos no tardaron en acostumbrarse a la escasa luz y la silueta que tenia delante iba cogiendo forma. De pronto sintió que las piernas le fallaban, su fuerza parecía desvanecerse a cada segundo que pasaba, permaneció quieto sin saber que decir con los ojos abiertos y mirándole fijamente. En ese momento dejó de pensar en todo lo que le estaba angustiando. Reprimiendo el creciente escozor que sentía bajo los párpados se inclinó hacia delante para abrazarle con fuerza.
— ¡¡Shanks!! ¿Qué haces aquí? — preguntó incrédulo ante lo que veía — Es decir, yo... Es que no puede ser — tras unos segundos el muchacho se aferró a él con tanta fuerza que Shanks pensó que le iba a ahogar.
— Luffy, jajajaja tranquilo. No voy a desaparecer.
— Lo hiciste una vez — susurró con pesar. Cada palabra que decía le dolía en el alma — ¡desde que me dejaste no supe nada mas de ti!
— Lo siento — el hombre acercó su cuerpo rozando levemente la cintura del mas joven, sus rostros estaban tan cerca que Luffy podía sentir la respiración del pelirrojo en su rostro —. Luffy, no pretendía hacerte daño, pero nuestros caminos se separaban ahí.
— No hables de eso — la tristeza lo envolvió al completo, sentía tantas emociones en su cuerpo que no sabia como enfrentarlas. Quería decirle tantas cosas y ahora que le tenia delante se había quedado completamente mudo. Reunió todo su coraje para continuar hablando — Ahora, nuestros caminos se vuelven a unir, ¿verdad?
— Luffy, lo cierto es que te he estado buscando. Desde hace mucho tiempo...
— ¿Cómo...? — de pronto Luffy sintió el fuerte abrazo del pelirrojo en su delgado cuerpo, Shanks estaba ahí por él, abrazándole. De pronto pensó que todo debía ser un sueño. Aun así, sentía un dolor inexplicable en el pecho, ese horrible presentimiento volvió a su mente. En su mente todo era un mar en tempestad ¿Estaba haciendo lo correcto? Por mucho que necesitaba a alguien a su lado, ahora se sintió inseguro de sus actos. Tal vez esa no era la solución ¿o si?
Mientras su mente se debatía en aquella difícil situación en la que se encontraba su corazón, Shanks llevó la mano hasta la mejilla del joven, sintiendo arder con cada roce que le daba, acercó los labios al suave cuello del chico, sintió su aroma, su calidez, sin poder aguantar la tentación lo besó sensualmente bajo la oreja, recorrió todo su cuello con besos desesperados y sintió al joven agitarse bajo su cuerpo. No se mostraba muy receptivo pero no le apartaba, eso le animó a continuar. Desabrochó la camisa de Luffy con paciencia, contemplando el rostro del moreno. Sus mejillas estaban sonrojadas y sus ojos mostraban un brillo tan hermoso, su cuerpo empezaba a reaccionar con las caricias que le obsequiaba. Su mano recorrió todo su pecho, lentamente, hasta llegar al borde de su pantalón. Siguió acariciando sobre la ropa, bajando hasta llegar a su miembro, solo un pequeño roce y no se hizo esperar el primer gemido del sombrero de paja.
Luffy, debido al leve contacto, empezó a sentir la zona completamente caliente. Tras no hallar respuesta a sus preguntas interiores, dirigió su mano a la cabeza del pelirrojo, cerrando sus dedos entre el rojo cabello. Se sentía desfallecer con las caricias del pirata. Ahora quiso dejar su mente en blanco. Lo que tuviera que pasar, pasaría. No iba a atormentarse mas.
Sintió de pronto que Shanks desprendía el botón de su pantalón y su mano se deslizaba por dentro. Su respiración se agitó, le pesaban los párpados y levantó el rostro hacia los labios del pelirrojo. Eso era lo que más deseaba de él en ese momento, no podía esperarlo por mas tiempo. Al fin sus labios se fundieron, húmedos, suavemente al principio, pero a medida que pasaban los segundos ese inocente beso se volvió más ardiente. Shanks movió su lengua haciendo paso en la cavidad de Luffy, el cual solo dudó unos segundos en dejarle hacer Sus lenguas se encontraron, Luffy no podía describir el placer que aquello ejercía en su cuerpo y en su mente.
Para cuando se quiso dar cuenta, era demasiado tarde, la mano de Shanks ya estaba pasando a través del borde de su ropa interior. ¡Casi había olvidado que anteriormente le había desabrochado el pantalón! Por un momento se quedó estático, ese tipo de relaciones eran nuevas para él y no estaba seguro de querer hacerlo. Al menos, no con Shanks... Quedó en estado de alerta y de pronto una imagen apareció en su mente, justo en ese instante. Una imagen muy conocida para el chico de goma. De nuevo la culpabilidad hizo presa a su corazón.
Pero, Shanks estaba tan cariñoso, tan entregado al placer que de pronto Luffy olvidó todo lo demás. Olvidó el mundo. Sentía la mano del pelirrojo, le acarició superficialmente, muy suave, deseó tantas cosas en ese momento, que sus labios nunca se separasen, que le tomase allí mismo, sentir el calor de Shanks en todo su cuerpo, oír su respiración en el oído, hacerle olvidar cuanto tenía en su mente. Pero entonces ¿por que oía pasos? Tan excitado como se encontraba, ¿por qué iba alguien a arrebatarle ese momento de paz? Ese instante tan extraño para él en ese día que parecía ser un infierno.
— ¡¡¡¡LUFFY!!!! ¡¡¡¡APÁRTATE DE ESE HOMBRE!!!!
Como una exhalación apareció un hombre de la nada. Esa voz era conocida para él. Luffy no se percató hasta más tarde que se trataba de Zoro, como si su mente le hubiese invocado justo cuando pensó en él momentos antes. Un momento, su mente se aclaraba por segundos ¿Zoro? ¿¿QUE DEMONIOS HACÍA AHÍ?? Y, ¡¡estaba desenfundando las espadas!! Luffy no entendía nada y no sabia que hacer. Ese maravilloso momento tan especial y que tanto necesitaba ahora se desvanecía como un sueño. Primero comenzó a sentir cierto pánico, ¿cuánto tiempo hacia que Zoro los había descubierto? ¿Qué había visto? Por un segundo se le heló la sangre pero de pronto empezó a sentir que la rabia ardía en su corazón. Su alma caía a sus pies, se desmoronaba a cada momento ¿Por qué nada salía como él deseaba? Apretó sus puños y dirigió una mirada asesina a su amigo.
— ¡¿Se puede saber que haces, idiota?! ¡Es Shanks! ¿Qué estas haciendo? ¡ Lárgate de aquí, Zoro!
— ¿Qué? — Zoro se quedó casi sin aliento al escuchar esas palabras de su capitán. Miró a Luffy perplejo, intentando encontrar un sentido a aquello —. ¡No estas bien Luffy! ¿Es que no lo ves? ¡Ese tipo no es Shanks!
Zoro se preparó para atacar al aparente enemigo pero el misterioso hombre le esquivó ágilmente. Luffy se giró anonadado, su cuerpo estaba temblando ¿por qué estaban peleando? Y ¿cómo que no era Shanks? Pero si tenia su voz, su aroma, todo. Sus labios temblaron, intentaba articular palabra pero no pudo conseguirlo. Levantó la mirada y entonces le vio. Ese hombre... ¡no era Shanks! Su mirada era fría y sintió que se le helaba el corazón de golpe, no se parecía en nada a Shanks, pero, entonces ¿cómo era posible que le hubiera confundido? El hombre esquivó otra embestida de Zoro y saltó hasta el tejado de la casita. Huyó tan deprisa que parecía que había desaparecido entre las sombras por arte de magia. Zoro envainó su katana, hubiera intentado seguir a ese hombre pero no quiso dejar así a su capitán. No entendía que había pasado. Luffy tardaba en regresar a la casa de Eelin y decidió salir a buscarlo, pero nunca imaginó encontrarlo en semejante situación. No apartó su mirada de Luffy, algo en su interior se había hecho pedazos.
Ese hombre, estaba tan cerca de su cuerpo, besándole, acariciándole íntimamente, como si fuesen amantes. Solo recrear de nuevo esa imagen le hizo hervir la sangre de rabia. Luffy parecía disfrutar de cada caricia pero decidió detenerle, había visto como ese hombre misterioso sacaba una daga de su cinturón. ¿Acaso Luffy no se había dado cuenta? Tuvo que intervenir o a saber que habría pasado. Pero ahora el espadachín no sabía que decirle a su capitán Estaba en el suelo, sentado, como si estuviese en estado de shock. Su mirada estaba fija en algún punto de ese blanco suelo y pudo observar que por su rostro caían dos lagrimas solitarias, recorriendo el angustiado semblante. A Zoro le sorprendió esa mirada llena de rencor que minutos antes le había dirigido, diciendo cosas incoherentes. Dijo que era Shanks, ese hombre del que le habló una vez, el del sombrero. Pero aquel otro hombre no era pelirrojo, ese tipo no era Shanks, debió engañar a Luffy con algún truco. Era un impostor. Lo que más le preocupaba era saber por qué ese tipo quería acabar con Luffy.
"Pensar que ese mal nacido casi le... será mejor no pensar en eso o me dejaré llevar por mis emociones. Por suerte he llegado a tiempo. Juro que acabaré con ese hombre si vuelve a aparecer... maldito sea... pero, ahora lo importante es Luffy, lo que necesita es alguien que lo apoye, no alguien que pierda los estribos... ¿Pero, podré manejar mis propios sentimientos? Desearía saber que siente realmente por ese hombre... Aunque eso solo consiga hacerme mas daño.”
Se acercó en silencio al tembloroso cuerpo, se sentía tan inútil en ese momento. ¿Qué iba a decirle? ¿Que todo estaba bien cuando no era verdad? Pero de pronto Luffy se levantó del suelo, con la cabeza agachada. Zoro no podía ver su expresión, su flequillo tapaba sus ojos. Solo podía ver sus labios y éstos no mostraban ningún tipo de sentimiento. Una expresión muy impropia en él. Comenzó a caminar despacio, Zoro no dijo nada y le siguió calle abajo, no sabia que tipo de pensamientos revolotearían en la mente de su amigo, pero pudo sentir que emanaba de él una tristeza enorme. Eso le hizo sentir culpable sin saber por qué. No iba a dejarle solo, estaría con él aunque Luffy le apartase de su lado, ahora ya sabia donde se dirigía su capitán. Al pequeño hogar de Yastar y Eelin. Definitivamente, hoy no era su mejor día.
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Continuará...
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