martes, 6 de abril de 2010

Eterna Soledad. Capítulo II


Título: Eterna Soledad
Autora:
Amethyst
Resumen:
Pasaron más de tres años desde la batalla en el Valle del Fin, cuando Naruto y Sasuke se reencontraron en la guarida de Orochimaru. Pero, Naruto aún desea cumplir la promesa que cada día su mente se niega a olvidar.
Pareja: Sasuke x Naruto
Género: Angst, Drama, Romántico
Clasificación: PG-13
Advertencias: Shonen ai
[Spoiler cap. 137 a 139 del anime Shippudden]



2 - Destinos inciertos


Al despertar sintió un agudo dolor de cabeza, se masajeó la sien con fastidio y observó a su alrededor. Sus ojos tardaron en acostumbrarse a la oscuridad de aquella habitación. Un momento, ¿habitación? Naruto se levantó de golpe y se acercó a los barrotes que le tenían prisionero. ¿Qué demonios estaba pasando ahí? ¿Acaso puso en peligro a la aldea debido al Kyubi? No, Naruto no se sentía nada cansado y no percibió la presencia del bijû, entonces recordó las últimas imágenes que vio antes de caer en la inconsciencia.


¿Por qué Tsunade y los demás le habían encerrado? Comenzó a desesperarse, tenía que salir de ahí para detener a Sasuke y llevarlo de vuelta a Konoha. Observó a su alrededor, las paredes eran de roca pura y el lugar era un poco frío. Solamente había una pequeña obertura en el techo, la cual le indicaba que la noche había llegado, trayendo consigo un manto de oscuridad.


Agarró con fuerza los barrotes de metal y pudo comprobar que eran muy resistentes. Se dejó caer al suelo pensando por qué le habían dejado ahí. ¿Acaso ya no se fiaban de él? Sus pensamientos se dirigieron nuevamente a Sasuke, su amigo había cumplido su ansiada venganza, ¿por qué no había vuelto entonces a la aldea? Sintió un malestar invadir su cuerpo y la angustia se hizo presente en el rostro del muchacho. Le dolía admitirlo, pero ahora Sasuke era como un desconocido para él, había cambiado mucho junto a Orochimaru. Recordó la fría mirada que le dedicó Sasuke cuando, después de tres años, volvieron a encontrarse. Nunca imaginó que aquello pudiera afectarle tanto, pero ocurrió así. Nunca se sintió tan herido y abandonado. Como muchas otras veces atrás, estaba eternamente solo.


Su mente seguía recordando cada palabra, cada gesto de Sasuke, cuando de pronto alguien abrió la puerta estrepitosamente y unos pasos presurosos llegaron hasta él. Era Tsunade, permanecía inmóvil frente a la celda, con una mirada capaz de helar la sangre a cualquiera pero Naruto no se dejó intimidar por la mujer y la miró con rabia contenida.


— ¿Por qué me habéis encerrado aquí? — el silencio de la Hokage comenzó a desesperarle —. ¿¡Es que no me oyes!? ¡Maldita sea, dímelo vieja!


— Naruto, sólo puedo decirte que esto es por tu bien — añadió Tsunade con tristeza.


— ¿Por mi bien? — preguntó irónico —. Eso no me lo creo, tendrás que convencerme de otro modo.


— ¡Maldita sea Naruto! Hay muchas cosas que no entiendes.


— ¡Las entendería si me lo contases! — gritó con furia.


— Es peligroso dejarte ir, se que irás tras Sasuke y eso es un error que no podemos dejar pasar así como así — dijo Tsunade muy preocupada —. Es todo cuanto puedo decirte.


— Tsunade, por favor — Naruto dejó escapar las palabras como un lastre, se sintió tan confuso que era capaz de rogarle por algo de información —. ¿Hice algo mal? ¿Por qué no me dejáis ir tras Sasuke?


— No es por tu culpa, simplemente es peligroso que él te vea ahora y sabemos que eres capaz de encontrarle si sales en su busca en este momento — dijo Tsunade dando media vuelta.


— ¿¡Pero por qué!? ¿¡Qué ocurre!?— gritó Naruto con fuerza. Tsunade se detuvo y giró el rostro hacia él.


— Hay algo que hemos mantenido en secreto desde hace tiempo y me temo que esa información ha llegado a manos equivocadas — confesó la mujer mostrando una preocupación alarmante —. Ahora Akatsuki lo sabe.


— ¿Saber qué? — preguntó Naruto con cierta curiosidad.


— Es mejor que no lo sepas, te quedarás aquí hasta nueva orden — miró al rubio con ojos comprensivos —. No te preocupes, no será por mucho tiempo.


— ¡No me jodas! — se agarró con fuerza en los barrotes de la prisión —. ¡Tsunade no se te ocurra marcharte sin decirme nada más! ¿qué tiene que ver Akatsuki con esto? ¿Y Sasuke?


Pero sus gritos fueron en vano, Tsunade se marchó de allí dejándole solo y completamente confuso. ¿Por qué estaba en peligro? Él ya sabía que Akatsuki iba tras él por el bijû, pero nunca habían tomado unas medidas tan drásticas para protegerle. Dio una patada a la barra de metal y se dejó caer cansinamente al suelo. Aquello iba de mal en peor.


No le dio tiempo a pensar mucho en su situación cuando apareció por la puerta sus compañeros, o cómplices de su “secuestro”, el equipo 7. Sai se mantuvo algo alejado, al igual que Kakashi. Sakura en cambio se acercó a los barrotes sin dejar de mirar a Naruto con ojos lastimosos. Sin saber por qué, Naruto sintió asco al verlos.


— Lamento esto, Naruto — dijo la muchacha tristemente —. No nos quedaba elección.


— Claro, no importa — contestó irónicamente —. No teníais elección. Yo soy un idiota, todo el mundo sabe lo que ocurre menos yo, ¿qué más da dejarme aquí encerrado? Nadie va a notar mi ausencia, ¿verdad?


— No digas eso — mencionó apartando la vista —. Es todo por...


— Si, por mi bien — interrumpió Naruto, cansado de oír tantas palabras vacías —. Eso ya me lo dijo Tsunade, gracias por la información.


— Estamos intentando protegerte, al menos podrías ser más considerado — añadió algo molesta.


— No quiero vuestra protección — dijo Naruto con voz apagada, mostrando una frialdad peligrosa que raramente se veía en el rostro del muchacho —. Marchaos de aquí, todos.


Ninguno fue capaz de replicar nada, se marcharon de allí en silencio dejando en la celda a Naruto, más confundido que nunca. Comenzó a pensar en lo ocurrido e intentó atar cabos. El espía que tenían en Akatsuki les informó sobre los últimos movimientos de Sasuke e Itachi, ¿acaso hubo algo más que él no vio? Ahora recordó que había partes inconclusas en el informe, como si alguien lo hubiera borrado o lo hubiera escrito con tinta invisible.


Se dio un golpe en el rostro por ser tan idiota, había algo más en ese informe y seguramente estaba relacionado con el bijû. Tsunade le dijo que pasaba algo con Akatsuki. ¿Acaso querían extraerle ya al Kyubi? Había algo que no encajaba, a Sasuke nunca le importó nada acerca del bijû, ¿por qué ahora estaba involucrado en esto? Una sombra de pesar oscureció su semblante.


— También quiere matarme, ¿verdad? — habló para sí mismo, dejando escapar las palabras lentamente.


Al mirar hacia arriba, vio fugaz como un rayo, una sombra cruzar el tejado. Su cuerpo se puso alerta y observó en silencio esperando cualquier movimiento. Ahora pensó que tal vez Akatsuki había enviado a alguien para capturarle, pero nada era seguro. Su cuerpo se tensó por la incipiente intranquilidad. Lentamente arrimó su cuerpo a la pared sin dejar de observar la obertura del techo, esperando que en cualquier momento algo o alguien apareciera de pronto, pero no ocurrió nada. A los pocos segundos comenzó a escuchar gritos lejanos y se alarmó. Poco a poco se hicieron más cercanos y comenzó a escuchar explosiones que parecían estar muy cerca de allí. Pudo oler la pólvora y el fuego, ¿qué demonios estaba ocurriendo?


En ese momento, apareció Tsunade junto a un histérico Shikamaru gritándole algo sobre que Naruto tenía derecho de conocer la verdad. El muchacho se acercó a la celda junto a la mujer y Naruto se quedó extrañado, si no fuera por la alarmante situación, se habría reído en sus caras por la escena cómica que estaban protagonizando.


— ¿Qué demonios pasa, vieja? — Naruto estaba demasiado inquieto como para bromear.


— Es demasiado tarde, Tsunade díselo y vayamos por ese demente — Shikamaru la miró apremiante —. Va a destruir la ciudad a este paso.


— ¡Para eso ya están los ninjas, no me pongas nerviosa! — gritó la mujer algo enfadada y dirigió su vista al rubio que permanecía en silencio esperando una explicación —. Naruto, hay algo que te hemos ocultado referente a Kyubi. Siempre creímos que no sería necesario decirlo porque era algo que nadie conocía, hasta ahora — su voz sonó algo angustiada y Naruto deseó que continuara hablando —. No sabemos cómo ha conseguido Akatsuki esa información pero es un riesgo que no podemos correr y se me hace difícil decírtelo.


— ¡Maldita sea! Dímelo y punto, ya estoy acostumbrado a las malas noticias — inquirió Naruto con los nervios a flor de piel.


— El problema es que cada dieciséis años, hay un influjo en el poder del Kyubi que absorbe su poder durante el quinto mes del año. En esos días tu cuerpo se vuelve más vulnerable, tu propio poder mermaría en cantidades alarmantes y el bijû entraría en una especie de “hibernación”, por así decirlo.


— Un momento, un momento — era demasiada información para asimilarla de golpe y Naruto comenzó a recapacitar las palabras de la Hokage —. ¿El quinto mes? ¡Mierda, ya estamos en mayo! ¿¡Por qué no me dijisteis esto antes!?


— Porque no teníamos por qué hacerlo, ¡nadie lo sabía! Pero, eso no es todo el problema Naruto.


— Joder, ¿hay más? — el joven se dejó caer al suelo y escuchó con nerviosismo, mientras el sonido de otra explosión hizo eco en toda la celda —. Será mejor que te des prisa.


— Durante esa “hibernación”, existe el peligro que alguien aproveche el estado del Kyubi para...


— ¿Para qué? — Naruto estaba demasiado nervioso y se temía lo peor.


— Para someterte — Tsunade quedó en silencio y Naruto la miró extrañado.


— ¿Someterme a qué? — preguntó inocentemente.


— Eres un idiota, Naru — esta vez continuó hablando Shikamaru —. Si durante la “hibernación” del Kyubi realizan un ritual llamado “efigie de la sangre”, conseguirían hacerse con el control del Kyubi sin tener que extraértelo. De ese modo controlan al bijû y a su portador, en este caso tú, amigo. Dejarás de pensar por ti mismo como una marioneta.


— ¿¡Qué!? — Naruto no podía creer lo que oía, observó a ambos con el rostro compungido sin saber que más decir —. Vale, vale, voy a tranquilizarme. Dime Shikamaru, ese ritual “efigie de sangre”, ¿qué coño es?


Shikamaru permaneció en silencio, acariciándose el cabello nerviosamente. Naruto se desesperó y le miró insistente. Tsunade alzó el rostro y miró fijamente a Naruto, tras unos segundos comenzó a hablar con voz decidida. Ya no había tiempo para titubear, Naruto estaba en peligro.


— Es un ritual que fue prohibido hace siglos, lo relacionaban con fanáticos y satánicos. Para ser efectivo, necesitaban sangre de la víctima del ritual y con ella dibujar un símbolo en el pecho que anulaba todo el poder que le quedase al mártir. Y después, mezclarla con una sustancia hecha a base de unas hierbas alucinógenas, tanto la víctima como el amo del ritual debían beberlo. Para sellar el ritual, debía someter el cuerpo de la víctima el tiempo suficiente para tomar todo su poder “dormido”, traspasando sus fluidos corporales a la víctima. Creo que ya sabes a qué me refiero. Cuando el ritual termina, la víctima ya no es capaz de pensar por sí misma, siendo manejada por su amo, al igual que el bijû.

Naruto quedó en un silencio sepulcral. Aquella noticia le dio arcadas y descansó sutilmente su cuerpo sobre la pared. Su mirada andaba perdida en algún lugar del suelo cuando de pronto una explosión más cercana hizo temblar todo el edificio.


— Maldita sea, ha llegado — dijo Shikamaru bastante alarmado.


— ¿Llegado, quién? — Naruto no entendía nada, todo era demasiado irreal.


— En el informe, avisaron que un asesino que trabaja con Akatsuki iba a venir por ti, para llevarte ante su líder — aclaró Tsunade, tosiendo debido al polvo que se levantó por la explosión. Tomó las llaves entre sus dedos y abrió la celda dejando salir a Naruto —. No debe alcanzarte, pensamos que aquí estarías seguro pero ya no sé qué hacer si decide atacar la ciudad.


— Pelearé contra él y acabaremos el problema de raíz — añadió Naruto mostrando una rabia incalculable.


— ¡No me arriesgaré a eso! — gritó Tsunade —. Ese hombre es un fantasma, no conoces a ese asesino. Las explosiones sólo son para crear el caos y escabullirse entre las sombras para matar a su víctima. Así trabaja “Kieran, el asesino de Akatsuki”. No tiene escrúpulos. Y cuando te das cuenta dónde está, es demasiado tarde.


— ¿Entonces qué hacemos?


— Debes esconderte en algún lugar lejos de Konoha, no deben encontrarte.


— ¿Qué? ¡No puedo marcharme y dejaros así! — gritó furioso —. ¡Además debo ir por Sasuke!


— ¡Maldita sea, Naruto olvídate de él por unos segundos! — Tsunade le agarró por el cuello acercando el rostro hasta el muchacho —. ¡¿No te das cuenta que Sasuke también va por ti?!


Naruto sintió como si el suelo comenzase a desaparecer bajo sus pies, aquellas palabras le dejaron sin aliento y tropezó al intentar salir de allí. Tsunade volvió a agarrarle, levantándole del brazo y le miró a los ojos.


— Mantente con vida hasta la próxima luna nueva y podrás ir por Sasuke después, ¿De acuerdo? — dijo con tristeza.


— Sasuke no va a hacerme eso...


— Sasuke trabaja con Akatsuki — sentenció la mujer con mirada fría —. Es hora de que lo afrontes, él ya no es el Sasuke que conocías en el pasado. Ahora vete.


Tsunade fue directamente al patio para evitar que ningún intruso entrase en su oficina, pero ya había guardias por todas partes buscando al misterioso “ser” que atentó contra Konoha. Por desgracia, no encontraron a nadie.






Una solitaria figura permanecía inmóvil sobre la rama de un árbol, cerca de la entrada a Konoha. Desde allí pudo ver cada explosión que su compañero había utilizado para comenzar el plan. A los pocos minutos, otra figura se acercó a él, oculto entre las sombras. El hombre recién llegado dejó escapar una maliciosa risa que molestó a Sasuke. ¿Por qué le ordenaron ir acompañado de ese inútil? Sasuke podía cumplir el plan sin apenas pestañear, pero ahora tenía a un compañero que no soportaba ni en pintura.


— ¿A qué venía todo esto? — dijo Sasuke gélidamente.


— El portador del Kyubi no estaba en casa, tuve que llevar a cabo el plan B — dijo el joven de cabello castaño, sin dejar de observar la aldea —. Después de esto, el zorrito asustado saldrá de su escondrijo — susurró Kieran sin dejar de sonreír.


El hombre no era mayor de treinta años pero poseía una voz bastante siniestra que daba escalofríos. Aunque su rostro era bastante sencillo a simple vista, tenía una cicatriz que le cruzaba media mejilla la cual llamaba mucho la atención. Sasuke quedó pensativo por unos momentos.


— Es cosa de Tsunade — Sasuke se mostraba indiferente —. Esa mujer siempre se interpone cuando se trata de Naruto.


— Sólo tenemos que esperar a que salga de la aldea.


— No le subestimes — dijo sin más Sasuke observando fríamente al hombre de cabellos castaños.


— Es él quien no debe subestimarme a mí. Iré por la parte de atrás.


Kieran se dejó caer al suelo sin hacer ruido, adentrándose en una callejuela oscura. Sasuke dirigió una última mirada a la que fue su aldea por tantos años. Se sorprendió al no sentir nada de lo que imaginó en un principio, no había melancolía ni tristeza. Sólo encontró rencor. Pero había algo que le molestaba de todo aquello, algo que le estaba haciendo perder la paciencia pues bien sabía que no podía cometer errores. Ni siquiera por Naruto.


Ya se encargó de prevenirle la última vez que se vieron, pero el portador del Kyubi siempre había sido muy cabezota. Le avisó que no iba a volver a Konoha y además, la próxima vez que se encontrasen sería la última vez. En ese momento recordó las palabras que Naruto le susurró aquel día, “¿Podría alguien que ni es capaz de salvar a un amigo, convertirse en Hokage?”. Sasuke dejó escapar una amarga sonrisa, él no quería ser salvado.


— Tonto — dejó que el viento se llevase las palabras susurradas. Se dejó caer del árbol en silencio y siguió el camino contrario al que Kieran había tomado.






Naruto sintió un malestar en el cuerpo difícil de explicar, sus pies comenzaron a moverse por los pasillos de aquel sótano como un autómata. Al salir a la calle sintió la brisa de la noche en el rostro y le despejó un poco. Se giró hacia Shikamaru y le observó en silencio sin saber qué decir.


— Debería ir contigo — dijo su amigo preocupado.


— No lo hagas — sentenció Naruto, ya lo tenía decidido —. El bijû no me da más que problemas y los resolveré yo solo. No quiero involucraros en esto.


— Pero es muy peligroso, no deben encontrarte.


— Es más peligroso para la aldea quedarme aquí, ellos saben dónde vivo. Me iré hacia las montañas, hay una cabaña allí que nadie conoce, solía entrenar con Jiraiya en ese lugar.


— Naru — su voz de Shikamaru sonó apagada y se sintió algo culpable —. Siento que esté pasando esto. Y siento lo de Sasuke.


— Yo no — le miró con una media sonrisa —. Cada uno tomó su propio camino y para bien o para mal, nuestros destinos seguramente volverán a unirse.


— No cometas ninguna estupidez, ¿entiendes? — gritó a su amigo que comenzó a alejarse entre las sombras —. Y más si se trata de Sasuke. Ve directo a esa cabaña, ¡prométemelo! No dejarás que te toquen.


Naruto no dijo nada, le dedicó una cálida sonrisa por última vez, mientras su delgado cuerpo se deslizaba entre las sombras de la noche, desapareciendo entre el frondoso bosque.


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